"La clasificación, amigo", dijo en más de una ocasión Joaquín Caparrós, extécnico del Mallorca, cuando le preguntaban acerca de si su equipo jugaba bien o no. Estas palabras las podría haber suscrito perfectamente Fernando Vázquez, que en Almería, precisamente hablando de lo mismo, dijo que lo que le importaba era que su equipo se salvara y no la imagen. Y lleva camino de conseguirlo.
Desde su aterrizaje en el banquillo rojillo ha sumado dieciocho puntos de treinta y tres posibles, o lo que es lo mismo, ha conseguido más de la mitad de los puntos en juego. Son números de salvación sobrada y, de hecho, si la Liga hubiera empezado en la segunda vuelta, justo coincide con su llegada, el Mallorca estaría en puestos de play-off y luchando por el ascenso directo.
Los guarismos del preparador de Castrofeito son sustancialmente mejores que los que consiguieron los baleares con Albert Ferrer y Pepe Gálvez, aunque muchas voces critican el juego que practica su equipo, quizá demasiado defensivo para los jugadores que dispone en su plantilla. Pero este debate se zanja con los buenos resultados que está consiguiendo. El sábado venció con solvencia al líder Leganés (3-0), aunque las otras victorias no han llegado precisamente con un fútbol brillante, más bien lo contrario. Un asunto que a Vázquez no le preocupa nada porque, como ha dicho más de una vez, el objetivo ahora es salvarse.
