Para los amantes del resultadismo, Fernando Vázquez es poco menos que Dios. De 33 puntos posibles desde su llegada, el equipo ha sumado 18, lo que no está nada mal. Una media que, de mantenerla, permitirá al Mallorca lograr el triste objetivo de la permanencia antes de la última jornada, lo que evitará problemas de corazón a más de uno. En este aspecto, la trayectoria del técnico gallego es intachable. Para los que piden -pedimos- un poco más, resulta del todo insuficiente. Si hay unanimidad en que, con los refuerzos del mercado de invierno, la plantilla ha dado un salto cualitativo, era de esperar que los resultados llegasen acompañado de buen juego. Es cierto que lo que ahora prima es el resultado, pero se hace difícil olvidar el primer tiempo del sábado ante el Leganés, insulso, vacío, falto de una mínima propuesta, un insulto al aficionado, que no se merece esto. Vázquez, de quien nadie duda de sus conocimientos, parece que es la solución para lograr la salvación. Está por ver si lo será para intentar el asalto a Primera la próxima temporada. Con esta propuesta futbolística, de todo menos valiente, se hace difícil pensar que sea la persona adecuada.
Atlético Baleares, se acabó lo que se daba. Tras la estrepitosa derrota de ayer ante el Lleida Esportiu (0-6), el Atlético Baleares puede despedirse de disputar el play off de ascenso. La goleada encajada es mucho más que una derrota y debe llevar a los dirigentes a realizar un profundo análisis de porqué se ha llegado a esta situación. Ziege no ha sido la solución, pero posiblemente haya que mirar más arriba para encontrar explicaciones a la decepción que supone no luchar por el ascenso cuando, pregonaban desde el club, se había conformado una plantilla para ello.
Un Clásico que puede marcar tendencia. Pese a que la Liga está prácticamente decidida a favor del Barcelona -hay que tener mucha imaginación para creer que el conjunto azulgrana perderá más de dos partidos de los siete que restan-, el resultado del Clásico del sábado en el Camp Nou puede marcar tendencia. Si es cierto que el fútbol es un estado de ánimo, el Real Madrid sale reforzado tras su (justa) victoria ante el Barcelona de cara a su objetivo de conquistar la Liga de Campeones. Mañana, ante el Atlético, comprobaremos si lo del sábado fue un accidente o algo más profundo en el equipo de Luis Enrique.
Jorge Lorenzo parece tenerlo claro. El retraso en la respuesta a una suculenta oferta de renovación de Yamaha es la mejor pista para entender las intenciones de Jorge Lorenzo. El piloto mallorquín quiere un cambio de aires porque no se siente bien tratado en Yamaha, al menos como se merece un vigente campeón del mundo. Los tratos de favor a Valentino Rossi y los continuos mensajes de cariño hacia el italiano están acabando con la paciencia del pentacampeón, que ve en Ducati una buena salida para seguir compitiendo al máximo nivel. Pronto saldremos de dudas.
Djokovic va camino de batir todos los récords. El dominio que ejerce el serbio en el tenis es difícil encontrarlo en cualquier otro deportista, como no sea el patinador madrileño Javier Fernández, que ha revalidado su título de campeón del mundo. Que Djokovic gane ha dejado de ser noticia. Su dominio es insultante, y amenaza con alargarse ante la ausencia de rivales. Federer hace tiempo que no puede con él; Murray da un paso al frente y dos atrás; y Nadal, aunque lentamente, va camino de competir con cualquiera... menos con Djokovic. Con 28 años, once grandes y sin rivales, el reinado de Federer peligra como nunca.
