Óscar Díaz forma parte de la estirpe de fichajes que llegan al Mallorca con la obligación de marcar diferencias en Segunda. Casi nadie antes que él ha cumplido las expectativas, pero el madrileño cuenta a su favor con las ganas de resarcirse de una pésima experiencia anterior en la isla. La revancha es un arma muy valiosa en el fútbol para encontrar la motivación que, a los 31 años, puede flaquear. A esa edad tampoco es frecuente toparse con oportunidades como la que ofrece el Mallorca. En su mano está aprovecharla.
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Análisis