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La soledad del campeón

El mallorquín, juzgado demasiado severamente por su áspero carácter, tiene el mérito de haber batido a tres grandes campeones: Rossi, Stoner y Márquez

Con cinco títulos a sus espaldas -tres en MotoGP- Jorge Lorenzo va camino de convertirse en una leyenda del motociclismo. El gran mérito del mallorquín reside en haber batido a tres grandes campeones: Valentino Rossi, Casey Stoner y Marc Márquez. Y en haber sabido madurar una conducción que en sus inicios era puramente instintiva hasta convertirse en el piloto más elegante del circuito. Lo que no ha cambiado es una marcada personalidad que desconcierta a algunos, irrita a otros y gusta a pocos. Lorenzo es por tanto el perfecto antagonista de Rossi, que pasa por ser un tipo encantador y campechano excepto cuando pierde. El italiano es el piloto franquicia de este circo, pero los Mundiales los ganan los mejores, no los más populares.

Clandestinidad

Lorenzo ha sido un actor secundario casi hasta el mismo momento en que los motores empezaron a rugir en Cheste. Los días previos a la carrera estuvieron mediatizados por la patada que Rossi soltó a Márquez en Malasia y que dividió al motociclismo entre partidarios del italiano y partidarios del catalán. Y mientras el mundo visionaba una y otra vez las imágenes de la agresión -´incidente´ para los fans de ´Il Dottore´- el mallorquín, casi clandestinamente, se preparaba para levantar su tercer título en la categoría reina.

Números difíciles de digerir

A Lorenzo se le ha juzgado demasiado severamente por su carácter, áspero y distante. El público quiere deportistas carismáticos además de ganadores. Yamaha y buena parte de la afición española se pusieron de parte de Rossi, dejando al mallorquín en la más absoluta soledad. Su entorno más cercano tampoco ha sido de gran ayuda, aunque eso no es noticia. Ni siquiera tiene demasiado predicamento en Palma, donde solo unas decenas de fans se reunieron para ver la carrera por televisión. Fueron muy audibles los abucheos que le dedicaron muchos de los aficionados cuando se subió al podio de Cheste. La legión de fans de Rossi tiene tan mal perder como el italiano. No les debe resultar fácil digerir los estratosféricos números de Lorenzo: cinco Mundiales, sesenta triunfos en Grandes Premios, 134 podios y 61 poles -en este último registro ambos pilotos ya están empatados-.

La rivalidad que viene

Toda la polémica generada estos últimos días provocó una inusitada expectación en torno a la carrera que echaba el cierre a la temporada. Bueno para el motociclismo, pero la tensión debería rebajarse desde hoy mismo. "Márquez ha hecho de guardaespaldas de Lorenzo. Es algo que en nuestro deporte nunca se ha visto y es un final embarazoso", dijo Rossi, obviando que la mayoría de pilotos le pusieron alfombra roja para que remontara desde la última hasta la cuarta posición. "Que me digan que me dejo ganar es un insulto a mi persona", respondió el catalán. El próximo curso presagia un recrudecimiento de la rivalidad entre Rossi y Lorenzo, y sobre todo una guerra abierta entre el italiano y Márquez. El antagonismo entre pilotos puede ir en beneficio del espectáculo, pero no deben volver a repetirse sobre la pista conductas que en este deporte pueden acabar en lesiones muy graves.

Tedioso Mallorca

El Mallorca ha convertido sus partidos en una prueba de resistencia para cualquier espectador. Un 0-0 hace justicia a un equipo tedioso y previsible, incapaz de despertar ninguna emoción. La pelea por el ascenso queda reservada a los que marcan goles o, en su defecto, tiran entre los tres palos. No parece que el Mallorca tenga jugadores y/o entrenador para aspirar a tan altas cotas. El nivel de exigencia tampoco es el mismo. Popovic reprendía a sus futbolistas cada vez que fallaban. Ferrer aplaudió todas las pifias de los suyos.

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