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Análisis

Es Claassen, no Cassen

En su línea habitual, Utz Claassen se postula ante los periodistas para decidir qué preguntas se le tienen que hacer y cuáles son importantes o no. Ya hace años que aquel gran cómico catalán que fue Casimiro Sendra, Cassen, interpretaba un sketch en el que, en el papel de entrevistado, le decía al entrevistador: "Usted pregunte lo que quiera, que yo contestaré lo que me dé la gana". Pues ya ven, Cassen se ha convertido en Claassen.

El presidente y dueño formal del Mallorca debería meditar por qué muchos mallorquinistas o, sencillamente curiosos, han reaccionado con incredulidad al anuncio triunfalista de una ampliación de capital de veinte millones de euros que, en circunstancias normales, sería más que bienvenida. Y no digo que no lo sea, sino que la opacidad que la rodea invita a toda clase de especulaciones.

¿Por qué precisamente ahora?, ¿de dónde sale el dinero?, ¿qué porcentaje de acciones controlarán el actual dueño y su esposa?, ¿quiénes serán los accionistas mayoritarios?, ¿cuál es la causa real del proyecto de girar el campo?, ¿cómo se llevará a cabo el canje de unos terrenos privados, los del Lluís Sitjar, por unos municipales como los de Son Moix?, si antes el Eibar era el ejemplo a seguir, ¿dónde está el cambio de idea?, ¿a santo de qué se negó a una operación igual con un desembolso cuatro veces menor? Ahí va una pequeña relación de preguntas intrascendentes que no han obtenido respuesta.

El profesor alemán ha dicho tantas veces digo donde dijo Diego que obliga a poner en solfa cada una de sus actuaciones o decisiones. Lamentablemente los mallorquinistas, esta sociedad, tiene ni más ni menos que lo que quieren y se merecen.

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