­Las tristes actuaciones del Real Mallorca en los dos últimos compromisos ante el Sporting de Gijón y el Alcorcón han dejado al borde de la destitución a José Luis Oltra. Sin embargo, el descrédito del técnico valenciano se ha cocinado a fuego lento a lo largo de 25 jornadas de malos resultados, vaivenes en las alineaciones, conformismo y problemas no resueltos que se arrastran desde el inicio de la temporada. Serra Ferrer no confía en su entrenador, pero no da el paso para destituirle. Se la vuelve a jugar el sábado ante el Hércules.

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25 jornadas sin haber pisado las seis primeras plazas

Es uno de los grandes pecados de José Luis Oltra. Maneja el presupuesto deportivo más alto de Segunda División y aunque puede alegar -con razón- que arrancó con una plantilla descompensada, es imperdonable que a estas alturas de la competición su equipo esté más cerca del descenso que del ascenso directo. Consumidas 25 jornadas, roza la humillación estar clasificado por debajo de presupuestos ridículos como el del Lugo, el Eibar o el Recreativo. Tener más dinero no garantiza el éxito en el fútbol, como bien sabe el propio Oltra, pero implica un mayor nivel de exigencia.

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Conformismo, resignación y un discurso alejado de la realidad

La valoración que hizo Oltra del encuentro ante el Alcorcón debió contentar a sus futbolistas, pero exasperó a un mallorquinismo harto de excusas. El técnico vio a un Mallorca "intenso", "competitivo" y que "va a más". Nada más lejos de la realidad. En el Santo Domingo jugó un equipo plano, desorientado, superado en casi todo momento por un rival que está en descenso y que solo disparó entre los tres palos en el penalti. Lo peor es que la visión distorsionada que tiene Oltra de la realidad se ha contagiado a sus futbolistas, que acabaron el partido convencidos de que habían "competido muy bien". Es difícil que técnico y jugadores corrijan errores cuando consideran que no hay nada que corregir.

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Un Mallorca acomplejado ante la ´aristocracia´ de Segunda

El Mallorca de Oltra ha sido incapaz de vencer a un solo equipo con pretensiones de pelear por el ascenso, con la única excepción del Eibar. El Sporting ya le ha ganado los seis puntos en disputa. Zaragoza, Dépor y Recre también superaron al acomplejado grupo bermellón, que sumó un punto más que afortunado en Las Palmas. También cedió empates ante rivales con teóricas aspiraciones como el Lugo, Córdoba y Numancia. Y lo peor es que en su momento Oltra los dio por buenos.

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Una estadística deficiente: imposible tres triunfos seguidos

Habría bastado con haber enlazado tres victorias seguidas en algún momento de la temporada para haberse instalado durante mucho tiempo en puestos de play-off, visto el bajo nivel competitivo de los equipos de arriba y lo barata que está la promoción esta temporada. De nuevo aparece como gran problema del conformismo de Oltra, muy imaginativo a la hora de dar con mil justificaciones para los empates y más de una derrota.

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El gran asunto no resuelto: la defensa es un coladero

El técnico empezó la temporada negando el problema, como si creyera que así desaparecería. Pasadas las jornadas llegó a reconocerlo, pero no ha sido capaz de dar con ningún remedio. Asumiendo que los defensas y porteros con los que contaba tenían más carencias que virtudes -en eso puede responsabilizar a Serra Ferrer- se ha pasado la temporada improvisando centros del campo pensando que podría paliar la sangría desde el medio. Después de probar con todas las combinaciones posibles, el Mallorca es el segundo equipo más goleado de la competición.

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Alineaciones erráticas: ¿Cuál es el once de Oltra?

Ni siquiera el valenciano tiene la respuesta. El mallorquinismo no tiene un once con el que identificarse. Han sido tantas las revoluciones que ha acometido el técnico a la hora de confeccionar una alineación que los futbolistas han acabado por desorientarse. Lo peor es que sobrevuela la sensación de que hay un componente de improvisación en cada once del entrenador. Son 23 alineaciones diferentes en 25 encuentros. Y un importante número de futbolistas que empezaron siendo titulares y acabaron en la grada o en otro equipo.

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Gerard, una suplencia de las que quitan puntos

Uno de los errores más graves de Oltra: dejar a Gerard en el banquillo cuatro partidos consecutivos a mitad de la primera vuelta. El técnico apostó por un Geijo que todavía no ha visto puerta mientras el ´pichichi´ bermellón y uno de los goleadores más en forma de la categoría miraba los partidos desde el banquillo. El delantero se reivindicó con dos goles que sirvieron para empatar el partido ante el Córdoba. Y de paso dejó en muy mal lugar a su entrenador, que al final tuvo que rendirse a la evidencia.

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Dice Oltra que sus chicos

no juegan como entrenan

El entrenador reincide en este argumento cuando se le agotan el resto de pretextos. Una de dos: o está asumiendo su incapacidad para convencer a sus futbolistas de que deben ser intensos en los partidos, o sugiere que les falta profesionalidad. En todo caso, las sesiones que el valenciano dirige en Son Bibiloni no se destacan precisamente por la intensidad y a la hora de la verdad casi todos los rivales han superado a su equipo en actitud, garra y esfuerzo. Todavía se recuerda cuando el preparador acortó un entrenamiento porque hacía frío, tal como él mismo reconoció.

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Sin guión: ¿A qué juega el Mallorca de Oltra?

A veces queriendo la pelota, a veces regalándola y explotando el contragolpe, a veces en función de las características del rival y a veces con independencia del equipo que haya delante. A estas alturas de la competición el entrenador no ha sido capaz de definir unas pautas de juego y en muchas ocasiones el único plan es encomendarse al acierto de los delanteros para sumar uno o los tres puntos. Oltra se presentó como un técnico partidario de tener la posesión y desplegar un fútbol ofensivo. Pero los tres revolcones que sufrió el Mallorca en el arranque de la temporada le hicieron recular y desde entonces su filosofía de juego es un cajón de sastre en el que cabe de todo.

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Errores con los jóvenes: Marco Asensio y Álex Moreno

Oltra incluyó en las convocatorias a Marco Asensio durante más de un mes sin darle un solo minuto, por lo que durante ese tiempo el canterano no pudo competir ni con el primer equipo ni con el filial. El mallorquín había tenido un protagonismo progresivo en el primer equipo para desaparecer abruptamente. También hubo vaivenes con Álex Moreno: el técnico le envió al filial tres jornadas consecutivas para repescarlo y hacerle titular indiscutible.