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Producir aceite vuelve a ser sano

Todo tiene sus ciclos y está sujeto a modas y conveniencias de distinto signo e influencias varias. Bastante tiempo después de las penurias de los primeros tiempos de posguerra, el aceite de oliva volvió a ser prohibitivo un día no demasiado lejano. Era escaso, caro y malo para el cuerpo.

Pero un día los gurús de la salud redescubrieron, lo que ya sabemos por experiencia y privilegio residencial, que como el Mediterráneo y su dieta de subsistencia no hay nada. De este modo el aceite de oliva ha sido rehabilitado y rescatado de la marginalidad. Ha contando incluso con el impulso de subvenciones públicas para los olivares de nueva planta. Hoy solo le resta ya el enemigo potencial y nada despreciable de la Xylella. El aceite de oliva vuelve a ser sano. Es de producción alterna porque la fructificación de la aceituna también lo es, pero vuelve a estar de moda, tanto como para que su elaboración privada, artesanal y para consumo doméstico ya corre pareja a la producción industrial.

Las viejas tafones rompen su silencio. Abandonan por una temporada su condición etnológica de testimonio del pasado para recuperar la utilidad práctica. Un buen ejemplo de lo dicho se concreta en Can Dot de Sóller, una almazara del siglo XVI, con piezas de utilidad vigente desde hace setenta años y que está de nuevo a pleno rendimiento.

El aceite aporta condimento y vida mucho más allá de la dieta de sustento o nutrición. También lo hace en el plano económico y social. El resurgimiento de las viejas tafonas, ahora que incluso se exprime aceite del olivó de los acebuches, permite salir del museo de antaño y pensar que, hasta en la Serra de tierras difíciles es posible pensar en una nueva agricultura de mantenimiento y productividad limitada que permita salvaguardar el paisaje y dar utilidad a las cosas más allá de la estricta estética. El mero hecho de cultivar el olivar y hacer aceite es ya de por sí elemento de salud tanto colectiva como personal. Esta es la oportunidad de los nuevos tiempos ahora que exprimir la aceituna se ha convertido en una afición y una rivalidad.

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