Dado que tú no cumples, yo también voy a dejar de hacerlo. Este es el argumento simplista, en referencia al Govern y a la ecotasa, que utiliza el alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo, para arrojar la toalla de la inversión municipal en la investigación arqueológica en las inmediaciones de Son Real.
Teniendo en cuenta que Monjo milita con mayor fervor en la controversia y en la polémica que en el Pi, siempre con algún interés de por medio, convendrá poner a revisión los argumentos utilizados por el alcalde que se declara marginado de los beneficios de la ecotasa. La denuncia, el victimismo, del primer edil margalidà, obedece, según la oposición, a meros intereses empresariales de Joan Monjo quien, aparte de alcalde de Santa Margalida, es administrador único de la sociedad que gestiona Sa Talaia Blanca de Muro. Por este agroturismo debía pasar la ruta arqueológica promovida por los ayuntamientos de Santa Margalida y Muro.
Decir que la recaudación de la ecotasa castiga a Son Real significa, por otro lado, coger solo una pequeña porción de una verdad mayor, dado que la finca fue comprada con fondos de la primera etapa de la tasa. El Ayuntamiento ha invertido, si, veinte mil euros en la necrópolis que después se han subvencionado en parte por el Consell. Enlazando todas las cosas, se adquiere la impresión de que la impugnación letrada anunciada por Monjo tiene algo de autoservicio del empresario en funciones de alcalde.
