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Santa Maria

Unos vinos gigantescos

Las bodegas Jaume Puntiró presentan los caldos dedicados a los gigantes de la localidad para conmemorar su décimo aniversario

Una festiva imagen de la recolección de la uva con la compañía de los gigantes. m. bosch

Con motivo del décimo aniversario de la Colla de Gegants de Santa Maria, ayer viernes en las bodegas Jaume de Puntiró situadas en la plaça Nova, se presentraron los vinos dedicados a las figuras gigantescas.

La etiqueta que ilustra el vino es obra del artista Toni Seguí. En la presentación del vino se pudo visionar el video de Cayetano Carbonell, realizado el pasado 17 de septiembre durante la vendimia que realizaron los 'Gegants' de la uva para su vino.

La historia de este vino se inició en septiembre del pasado año, cuando la bodega, conjuntamente con la Colla de Gegants, organizó una diada gegantina que empezó con una concentración en la bodega a las nueve de la mañana, para desplazarse posteriormente acompañados de los xeremiers hasta la viña de Can Pou e iniciar la vendimia en la misma, después de un baile de las figuras. La uva de la variedad mantonegro que se vendimió ese día sirvió para producir el vino que se presentaba ayer viernes.

Se han elaborado un total de 700 botellas de vino. El fruto inició su sobremaduración el mismo día 17 de septiembre del pasado año, siendo la producción de 1.600 gramos por cepa.

Proceso de elaboración

Este es el proceso de elaboración de este vino dedicado a los Gegants: Una vez en el 'celler' se introdujo la uva en un depósito, teniendo mucho cuidado para no aplastar los granos y así posibilitar una larga maceración carbónica. La fermentación se inició de inmediato alcanzando a los 21 días una temperatura de 16 grados. Posteriormente se procedió a realizar un suave prensado mediante una prensa neumática, para estar unos días en reposo antes de iniciar su traslado a las botas de roble.

La crianza dentro de las botas de roble se lleva a cabo en una sala con una temperatura constante. El envejecimiento del vino en las botas de roble se alarga durante nueve meses, procediendo al embotellamiento del vino sin ningún filtrado la primera semana del mes de julio pasado, para pasar al proceso de reducción en botella.

El vino resultante, y que se pudo degustar ayer, es de un color rubí de capa alta, brillando con reflejos lilas en los bordes. Desprende una buena intensidad aromática con predominio de aromas de frutas maduras, ciruelas y cerezas, con un ligero toque de vainilla. Al fondo sobresalen finalmente unos aromas de fruta madura como las moras de zarza y membrillo, con un trasfondo que recuerda las mieles de frutas muy maduras.

Los expertos aseguran que, en la boca, el vino es potente y agradable, equilibrado y persistente, con una sensación aterciopelada y redonda. El aroma y las sensaciones de este caldo producido en Santa Maria perduran mucho tiempo después.

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