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Verano de buses y túnel cuestionados

Lejos de normalizarse y avanzar por las rutas más confortables de la modernidad y la seguridad, el transporte público de Mallorca tiene serias dificultades para salir del circuito cerrado de la chapuza y el sobresalto. Viajar en un medio público, en Mallorca, comporta un plus de riesgo añadido al propio de todo vehículo mecánico susceptible de avería y accidente.

Este verano se han tenido que evacuar demasiados autobuses quemados. Si, ha hecho mucho calor y la flota está saturada, pero, aún así, nos tememos que el número de incidentes vividos supera la cifra asumible en proporción a los trayectos y los usuarios.¿Qué les pasa a los autobuses de Mallorca? ¿Están más obsoletos de lo aconsejable?

Ayer hubo otra avería llamativa, nada menos que en el túnel de Sóller. El autobús de la línea Port de Sóller-Palma empezó a derramar aceite poco antes de la salida del trayecto subterráneo. Cincuenta pasajeros evacuados y casi tres horas de cierre del túnel con los trastornos que todo ello conlleva. La concesionaria reaccionó a tiempo, pero ha vuelto a quedar acreditado que el caro túnel de Sóller tiene serias dificultades para soportar imprevistos. Y no hablamos precisamente de las que ha encontrado el Consell a la hora de afrontar el rescate de la concesión. En sentido práctico, pesan más las averías que meten a los conductores en un cuello de botella con complejas maniobras de retroceso.

Por eso mismo, la concesión y el rescate deben tener en cuenta no solo quien paga el peaje y cuál es su importe. Resulta más fundamental hallar métodos de asistencia y normalidad para hacer frente a imprevistos y accidentes en un túnel que, desde sus mismos inicios, ha sido puesto en entredicho por sus carencias ante cualquier alteración.

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