Una piscina de agua salada en medio del Pla de Mallorca. Aunque pueda parecer algo imposible y pese a que el municipio esté a más de 20 kilómetros de la playa más cercana, Vilafranca cuenta desde este verano con su propia instalación de agua marina.
Se trata de la reconversión de la antigua piscina situada dentro del complejo del polideportivo municipal. Unos trabajos que han costado 136.000 euros y que han supuesto la remodelación de la profundidad de toda la instalación, así como un cambio en el sistema de regenerado del agua y su control.
"Uno de los principales problemas es que había un escalón dentro de la misma que actualmente se considera hoy en día ilegal, así que había que cambiarlo, aprovechando también para modificar otras cosas", explica el alcalde vilafranquer Montserrat Rosselló (Partit per al Poble), a quien se le ocurrió intercambiar el agua dulce por salada: "Porque creemos que es mucho más saludable, además de que el mantenimiento es diferente pero no más costoso, así que decidimos probar si le gustaba a la gente".
De hecho las labores para mantener a punto la piscina son más sencillas: "todo está programado electrónicamente, así que solo hay que ir vigilando los niveles de sal y PH".
Con el escalón se ha cambiado también la profundidad máxima de la pileta, que si antes era de 2,40 metros en todo su espacio, demasiada para mantener la seguridad del espacio en condiciones, ahora va de los 1,12 metros la parte menos profunda, hasta el metro con noventa centímetros en la de mayor calado. El presupuesto de esta nueva 'miniplaya de interior' ha sido sufragado a partes iguales entre el Consell de Mallorca y el propio ayuntamiento de Vilafranca.
Otras actuaciones
Otra de las actuaciones destacadas que se están llevando a cabo durante estos días en el polideportivo municipal son, por ejemplo, el cambio de todos los focos del campo de fútbol del Molí Nou que se cambian por bombillas led con un coste de 111.000 euros; la instalación de placas solares que reduzcan en hasta un 80% el gasto de las instalaciones (20.000 euros); o el cambio integral de todo el césped artificial, que ya estaba en pésimas condiciones y que costará 240.000 euros más.
