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Beneficio y regreso a la legalidad

Ha habido expectación lógica y curiosidad pero no los codazos previstos en un principio dentro del sector turístico para hacerse con el establecimiento. Sin embargo, el Mar i Pins de Peguera logra regenerarse y volver a su condición primitiva de hotel, aunque la nueva propiedad no especifica por el momento los usos a los que será destinado. Al menos ha recuperado la silueta de la legalidad y ya no tendrá vergüenzas por exhibir en su privilegiada posición de primera línea. Solo un periodo negro en su pasado reciente.

Una quincena de visitas de interesados potenciales y abundante demanda de información pero, al final, solo se ha materializado una puja, la del empresario Harald Fischl, por el precio de salida de 12,6 millones fijado por la Administración. El se ha adjudicado la propiedad del Mar i Pins a falta de los sucesivos trámites pendientes regulados en este tipo de subastas públicas. Son 6 plantas y 70 habitaciones en buen estado, que habían servido al ruso Alexader Romanov para pactar con la Fiscalía Anticorrupción y saldar una multa de 4,2 millones por blanqueo de capitales y otras fechorías anexas a comportamientos mafiosos. Hacienda ha obtenido una buena porción con la operación y daremos por supuesto que, tras ella, todos alcanzamos también beneficio.

Lo ocurrido con el Mar i Pins de Peguera refleja tres cosas: la cantidad de variantes que pueden llegar a introducirse en el amplio mundo del turismo en Mallorca, que el fraude y la ilegalidad más áspera ha aprendido a camuflarse en él y, una vez comprobada esta realidad, quizás lo más importante, que con buenos medios y eficacia policial y judicial, es posible contrarrestar las actuaciones ilícitas y volver a poner las cosas a flote y a disposición del patrimonio y el negocio regulado. No siempre es así, pero con el Mar i Pins ha sido posible.

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