Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Franquismo

La historia oculta de Calvià: asesinatos y ´topos´

Un libro de reciente publicación, ´La història silenciada´, de Manel Suárez, traza el mapa de la represión franquista en el municipio, donde hubo 22 ejecutados

La historia oculta de Calvià: asesinatos y ´topos´

La carretera está envuelta de un aire muy bucólico. A uno y otro lado de la vía, el campo está verde, de fotografía. Hay almendros. Y algunas ovejas. Las montañas recortan el cielo. Paralelo a la carretera, un paseo para peatones y cicloturistas aparece como el desahogo ideal de los que quieren ejercitarse en contacto con la naturaleza. En definitiva, una postal de la que disfrutan vecinos y turistas.

Pese a que todo indique paz y armonía, esta carretera, la Ma-105 en el tramo que une los dos núcleos vecinos de Calvià vila y es Capdellà, esconde, sin embargo, una historia oscura y terrible. Su trazado original es producto del sudor y el miedo de la represión, del castigo y del ordeno y mando. Su pasado no es bucólico ni de postal.

En esa carretera, trabajaron las personas recluidas en el campo de concentración de es Capdellà. Era la forma que tenía el franquismo de castigar la diversidad ideológica. Lograba así el régimen crear un clima de terror y, de paso, obtener mano de obra barata para ejecutar obras. No sólo ésta. También se encargaron de arreglar la antigua carretera de es Capdellà a Andratx.

El origen de esta infraestructura forma parte de la historia desconocida de Calvià. Lo recuerda en su último libro Manel Suárez, profesor en el IES Bendinat, miembro destacado de Memòria de Mallorca y ex teniente de alcalde municipal. La història silenciada (Lleonard Muntaner editor) es el título de la obra, que se presentará este martes en Sa Societat, a las 20 horas.

Su sinopsis: el mapa de la represión franquista en Calvià, "historias de víctimas que corrían el riesgo de que la historia les olvidase", remarca Suárez. Cuenta que la idea del libro le sobrevino hace más de una década. Desde su cargo municipal, estaba interesado en recoger testimonios de vecinos sobre Sa Societat, en pleno proceso de reapertura de este edificio emblemático del municipio. Se encontró con que le hablaban de la Guerra Civil. La gente quería contarle sus experiencias.

"Hicimos un equipo de trabajo con amigos y entrevistamos a 30 ó 40 personas. Transcribimos todas las entrevistas. Después, a través de Memòria de Mallorca entré en los archivos de los juzgados militares. Fotocopiamos causas de gente de Calvià. Una veintena", detalla.

Entre el horror y el surrealismo: un ´espía´ en el sitio inadecuado

Cada uno de los episodios que recoge Suárez en La història silenciada podría dar para un argumento de novela, algunos de ellos a medio camino entre el horror y el surrealismo. Como el de Julià Cabrer, un vecino insigne de Calvià vila, muy culto, que sufrió la arbitrariedad del Tribunal de Responsabilidades Políticas. Un tribunal que, por cierto, investigó a medio centenar de vecinos del municipio.

Su celo indagador llegó incluso a abrir investigaciones sobre personas que ya habían sido ejecutadas por el régimen. Eso sí, dentro de su particular concepción de la justicia, decretaba la exención de delitos para aquellos que manifestasen su simpatía por el Movimiento Nacional.

En el caso de Cabrer, le confiscaron todos los bienes que tenía y le impusieron una multa de 100.000 pesetas, una cantidad desorbitada en aquella época. Después, cuenta Suárez, le rebajaron la sanción, pero, para recuperar sus bienes, tuvo que comprarlos de nuevo.

No menos novelesca es la historia de un espía que infiltró la Guardia Civil en los movimientos de izquierda de Calvià.

Su misión, hacer de informante. Sin embargo, la vorágine de la purga ideológica se lo llevó a él también por delante. Miembros de la Falange, que no estaban al tanto de que era un infiltrado, fueron a por él al relacionarlo con partidos de izquierda.

Sólo le salvó la mediación de la Benemérita, que intervino para aclarar el lío del espía, providencialmente para él.

La història silenciada levanta testimonio de los calvianers que fueron asesinados durante la represión franquista. La investigación de Suárez recuerda sus nombres. Toni Joan Massanet, a quien mataron en la carretera de Bunyola. La familia Amengual Morey, a la que mataron a dos hermanos: Magí, del que se desconoce el paradero de sus restos, y Antoni, que murió en octubre de 1936. La familia Pallicer Estades, a la que mataron al padre, al hijo y al hermano del padre. Y así hasta llegar a 22 vecinos asesinados, de los cuales 20 eran de Calvià vila y dos, de es Capdellà.

"Tenéis que contar bien esta historia, porque se lo merecen"

"En un principio, la gente era reticente a hablar. Pero, cuando vieron que ésta era una oportunidad de dejar su testimonio y de transmitir lo que aún les hacía daño, pedían incluso que les entrevistara. Recuerdo el caso de Toni Vicens. De joven, era militante del Partido Comunista. Le apalizaron y le torturaron. Pues bien, como no le había entrevistado, fue a quejarse a mi padre. También hubo una señora mayor que un día me encontró en la calle y me vino a preguntar que por qué no la entrevistaba", explica Suárez.

Pese al tiempo transcurrido y a la nueva realidad democrática, la precaución a la hora de decir según qué no ha desaparecido del todo. En este sentido, Suárez recuerda la frase que le dijo Antònia Pallicer, una mujer que había sufrido los efectos de la represión: "Tenéis que contar bien esta historia, porque ellos [las víctimas] se lo merecen... Però anau amb alerta". Una frase que desvela lo que cuesta enfriar los rescoldos del miedo.

Los ´topos´: fantasmas ocultos a ojos del exterior

Otro de los puntos fuertes del libro es el capítulo dedicado a los ´topos´, a las personas que siguieron vivas, pero dejaron de existir de cara al exterior. Fueron fantasmas en sus propias casas. Escondidos en los sitios más recónditos (techos, buhardillas, baños, cuevas), procuraban que no les viera el ojo de los represores. Suárez menciona el caso de Macià Verger, un vecino de es Capdellà. Con la llegada de las tropas franquistas, se escondió en una cueva del municipio. Allí estuvo durante un tiempo hasta que regresó a su casa.

No podía esconderse así como así. Habilitó un pequeño habitáculo al final de la escalera, tan pequeño que le obligaba a estar agachado. Otro calvianer, Jaume Pallicer, se encerró durante tres días en un baño.

"He intentado entender lo que pasó en aquellos años. He intentado entender cómo pueden personas torturar y matar a otras personas. He entendido que hubo móviles de venganza, económicos, afán de someter a la población", argumenta.

El autor de La història silenciada no se explica cómo en un frente bélico como el que hubo en Balears, sin apenas escaramuzas ni grandes batallas, llegó a darse una represión tan fuerte.

"Si estamos en una zona de guerra, donde la gente se enfrenta entre sí, uno no sabe nunca cómo puede reaccionar, cómo puede actuar en una situación de máxima tensión. Pero lo que no entiendo es cómo aquí, sin enfrentamientos, con una parte de la población indefensa, se produjeron estos episodios", narra.

Un detallado mapa de la represión

22 asesinatos de calvianers. 52 personas investigadas en el municipio de Ponent por el Tribunal de Responsabilidades Políticas. 30 vecinos encerrados en las prisiones. La obra de Suárez radiografía la represión franquista al detalle sobre los calvianers.

Pero no olvida a las personas de otros municipios que mataron en Calvià. Como los tres pollencins que ejecutaron delante del Castell de Bendinat. O Juana Baño Morales, a quien mataron mientras subía de Palmanova a Calvià vila, a pocos metros de donde asesinaron a dos vecinos de Puigpunyent: Joan Ferrà y Cristòfol Barceló.

Aún hoy, cada verano se organiza una caminata reivindicativa entre Galilea, localidad de la que eran originarios, y Calvià vila. La marcha concluye en el cementerio de Calvià vila, donde ambos fueron sepultados en una fosa común.

Las suyas y las de tantos otros son historias de víctimas de la represión franquista, unas historias silenciadas que, como subraya Suárez, no pueden ser sepultadas por el olvido.

Compartir el artículo

stats