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Puerto de Alcúdia

La escuela de Hotelería y Turismo reivindica su propia sede en el Port

El ciclo de Formación Profesional, cantera de muchos profesionales, comparte espacio desde hace más de una década con los alumnos del IES

El local destinado al equipo docente, muy reducido.

Desde hace unos catorce años, la escuela de Hostelería y Turismo del puerto de Alcúdia, un ciclo formativo que forma parte del sistema educativo público y del que anualmente se titulan numerosos profesionales del sector, comparte el mismo espacio que los alumnos del Instituto de Educación Secundaria (IES) del puerto, en unas condiciones que no son las adecuadas para la enseñanza de una materia en la que las clases prácticas son fundamentales.

El director del centro, José Manuel Martínez, y los 16 profesores que componen la plantilla creen que, después de tantos años de compartir edificio, ha llegado la hora de disponer de su propia sede, unas instalaciones dignas que estén a la altura de la enseñanza que se imparte, vinculada directamente con la primera industria de Balears.

De hecho, hace dos años parecía que la reivindicación histórica sería atendida porque el ayuntamiento de Alcúdia cedió un solar del Port a la conselleria de Educación para la construcción de una nueva escuela de Primaria y de un edificio propio para la Escuela de Hotelería y Turismo. Sin embargo, tras el cambio de equipo de gobierno, se decidió que la parcela se destinaría exclusivamente al colegio de Primaria. "Nos han dejado en la estacada", lamentan los responsables.

Alquiler muy elevado

Las instalaciones del IES Port d´Alcúdia "son muy pequeñas" para que los alumnos de la escuela de Hotelería y Turismo, actualmente un total de 175 con edades comprendidas entre los 15 y los 40 años (estos últimos de grado superior), realicen las prácticas de las diferentes disciplinas que se imparten. Ni la cocina, ni el bar, ni el espacio destinado a los profesores, de pequeñas dimensiones, cumplen las expectativas del centro.

Con el objetivo de realizar prácticas en unas dependencias adecuadas, desde hace años, entre los meses de noviembre y marzo de cada curso, cuando los establecimientos turísticos están cerrados, los alumnos utilizan las instalaciones de un hotel de la cadena Iberostar, con la que el Govern mantiene un convenio.

El problema es que el alquiler que se paga "es muy elevado", ni más ni menos que la friolera de 44.000 euros anuales por cinco meses de uso de las instalaciones. "Si todo este dinero se hubiera invertido desde hace años a la construcción de un nuevo edificio para nuestros estudios, ya sería una realidad", apuntan. Otro problema es que cada año, los hoteles tienden a abrir antes y cerrar después, por lo que el tiempo que tienen los alumnos para realizar sus prácticas en unas dependencias dignas se va acortando.

También consideran que los hoteleros podrían implicarse un poco más y financiar parte de la construcción del edificio, porque "a la hora de buscar trabajadores sí se acuerdan de nosotros". Según aseguran, diariamente llegan ofertas de trabajo para los alumnos por parte de empresas hoteleras radicadas en la zona del Nord de la isla. El gran reto de los responsables de la escuela es el de lograr que todos los alumnos acaben el ciclo y no se vean tentados a las primeras de cambio por los cantos de sirena en forma de contratos laborales. "Nuestros alumnos realizan prácticas en las mejores empresas", apuntan. Un ejemplo: un restaurante tan importante como el de Macarena Castro tiene una plantilla nutrida por sus alumnos.

Los estudiantes compaginan las clases teóricas con las prácticas en empresas del sector, que les dan de alta en la Seguridad Social. En la actualidad, hay lista de espera para ingresar en la escuela, 50 de ellos en la especialidad de Cocina. "Hay gente que hace tres años que quiere entrar, si tuviéramos nuestro propio centro, también podrían matricularse más alumnos", explica el director. "Con las nuevas instalaciones, se podrían doblar grupos y disponer de espacios más grandes para las clases de cocina y restauración", añade.

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