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Arqueología

Aparecen los romanos de Felanitx

El estudio de los restos óseos hallados este verano en un inmueble del centro histórico empieza a dar sus frutos - Doce tumbas con al menos diecisiete esqueletos denotan la existencia de una necrópolis entre los siglos I y II d.C.

El cuerpo entero y mejor dispuesto de los hallados en las tumbas de la calle 31 de març de Felanitx. Bautizado informalmente por los arqueólogos como ´Tomeu´.

Un muerto sin cuerpo. Hasta ahora esa era la única pista para sospechar de que, en pleno centro de Felanitx, en algún momento entre los siglos I y II después de Cristo, pudo haber una necrópolis romana. "Lo supimos a partir de un testimonio oral del año 1988, que decía que al excavar en una de las casas de la calle 31 de març se encontró un esqueleto", explica el arqueólogo Bartomeu Salvà. Unos huesos de los que no existe, sin embargo, constancia física.

Ya no hace falta. Hace unos meses en otro inmueble en obras de la misma calle cerca de la iglesia de Sant Miquel, el misterio quedó finalmente resuelto: a poco más de medio metro de profundidad, afloraron doce tumbas con al menos 17 cuerpos junto a restos de cerámica que permiten apurar los tiempos. "Aunque los estudios todavía no han concluido, el yacimiento también prueba la existencia de una población local en la antigüedad a escasos metros", señala Amàlia Salas, comisaria de la exposición que hoy se inaugura en el Centre de Cultura de Felanitx, otro de los edificios muy posiblemente construidos sobre el cementerio.

Pedres i ossos de l'Antiguitat. La necròpoli romana de Felanitx es el título de la exposición organizada por Els Amics dels Closos con la colaboración municipal, que intenta dar respuesta a las muchas preguntas de vecinos y estudiosos sobre la nutrida historia romana, sobre los yacimientos que jalonan el municipio de cerámica y monedas. "Pese a la gran cantidad de restos, la mayoría son desconocidos para el gran público" apunta Salas.

Precisamente muchos fueron los curiosos que se acercaron, entre junio y julio, para saber qué había dentro de la casa donde un grupo de arqueólogos trabajaban sin parar. La gente quería ver a Tomeu, el esqueleto completo y en mejor estado del conjunto, a quien los investigadores no tardaron en bautizar con nombre mallorquín y cuya foto preside la exposición.

"La necrópolis posiblemente ocupó toda la calle hasta la iglesia, lo que ya se intuía por los restos de piezas cerámicas encontrados desde finales del siglo XIX y principios del XX", recuerda Salvà. Lo que también hizo pensar que había un horno; extremo que parece confirmado ahora por los dos agujeros hallados repletos de taras de producción, descartadas y lanzadas "suponemos que sin saberlo", incluso en tumbas diseccionadas para ello en el siglo II d.C. Lo que se derivaría de diferentes cambios poblacionales en el asentamiento, "es decir, que los nuevos ya no debían conocer qué había exactamente", completa Salas.

Doce son las tumbas con al menos 17 esqueletos que por ahora el estudio realizado y todavía inconcluso han confirmado.

Pero, ¿por qué aquí?, ¿por qué tanta cerámica?: "Muy posiblemente por la calidad de la arcilla de esta zona de Felanitx", apunta el profesor especialista en la materia, Joan Mestre. "Cerca, en la zona del Pla de Son Cerdà, se halla una particular tierra de alfarero, más blanquecina, que después también se ha usado en la típica gerreta felanitxera decorada"; un material, procedente de capas arenosas y finas, tan resistente como el barro tradicional pero la mitad de pesado.

La muerte romana

La muerte era un paso importante en la sociedad romana, considerada un viaje a la nueva vida. La preparación del cuerpo era un ritual familiar, donde se le lavaba como gesto de piedad y se le ungía con substancias aromáticas como medida higiénica. El cadáver era velado cubierto de ramos y coronas de flores y se realizaba la conclamatio, es decir, se nombraba tres veces al difunto para asegurarse de que realmente estaba muerto. Aunque en Roma la incineración era más común, poco a poco, y por influencia de otras culturas mediterráneas, la inhumación se fue imponiendo.

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