Rafel Sitjar Cañellas (Porreres, 1961) es ingeniero de sistemas mecánicos y profesor de la Escola d'Enginyeria de Terrassa de la Universitat Politècnica de Catalunya. Lleva más de 30 años impartiendo clases y otros tantos diseñando prototipos de todo tipo para empresas. "Mi trabajo consiste en fabricar y hacer que funcione lo que los científicos inventan". Este pasado mes de agosto fue invitado a participar en el proyecto que combina satélites y hielo (Satice) que coordina el Instituto Tecnológico de Massachusetts cerca del polo norte, en pleno Océano Ártico, bajo la dirección el astrofísico Pedro María Elósegui Larrañeta.
La tarea consistía en la colocación de una estación meteorológica y el seguimiento de una boya colocada en una zona, superado el paralelo 81, cuya función era la de tomar datos cuatro veces al día del grueso del hielo, la salinidad del agua del océano, el grueso de nieve nueva acumulada y la temperatura del agua.
Para llegar al punto exacto, Rafel se embarcó en el rompehielos Aracn en Nome y tras atravesar el Estrecho de Bering hicieron puerto en Barrow, para luego adentrarse más de 1.000 millas en el Ártico. Llegados al punto exacto colocaron la boya sobre una gran superficie helada de cerca de tres metros de grosor.
El 'Ca de Sant Roc'
Durante el mes de julio volvió a Porreres, como viene haciendo habitualmente cada año con su familia, y aprovechó para pasarse por el Ayuntamiento para llevarse unas pegatinas del conocido Ca de Sant Roc, uno de los símbolos de la localidad, con la intención de dejar constancia de la visita del porrerenc a las latitudes nórdicas. También aprovechó para llevarse productos mallorquines que fueron consumidos una vez finalizados todos los trabajos de la expedición.
Rafel quedó extrañado del poco hielo que había en aquella zona, donde teóricamente es perpetuo, "creo que sin demasiados problemas habríamos podido llegar al Polo Norte con el rompehielos". Según pudo saber el ingeniero Sitjar, este año se han dado las temperaturas más altas desde que se tienen registros de la zona. Por ejemplo, a principios de enero, en Nome tenían una temperatura de -2ºC y en Barrow de -13ºC, cuando lo normal sería tener -20 y -40ºC respectivamente.
Todas estas expediciones que está realizando Satice son para estudiar los efectos del cambio climático que, según Sitjar, "ya está aquí". "De todos es sabido que durante la historia se han ido produciendo cambios climáticos, pero la diferencia con la situación que nos toca vivir es que hasta nuestros días los cambios venían provocados por causas naturales y ahora somos los humanos los que lo estamos provocando, debido al consumo de combustibles fósiles que provocan un efecto invernadero muy potente".
"Si se sigue a este ritmo, el nivel del mar subirá, y no por el deshielo de zonas de mar, sino por el del hielo de Groenlandia, que se añadirá al agua del mar provocando una subida de cerca de dos metros". La reflexión es clara: "Ahora en Europa no sabemos cómo resolver el tema de los refugiados sirios, pero si el nivel del mar sube tanto, sólo en la zona de Bangladesh se verán afectados unos 70 millones de personas".
Parece ser que la zona de hielo donde se colocó la boya con las pegatinas del Ca de Sant Roc ya no existe... el hielo se ha derretido. Pero para poder confirmarlo se tendrá que esperar a que vuelva a salir el sol sobre el Ártico y se carguen las baterías de la boya. Rafel es poco optimista.
Vocación de inventor
El ingeniero porrerenc, durante más de 30 años, también ha diseñado prototipos y participado en proyectos muy curiosos y de toda índole. Por ejemplo, realizó, conjuntamente con su equipo, una máquina que servía para homologar los cochecitos de la marca Jané y Play. Otra idea más curiosa que tenemos en Mallorca es una máquina para la empresa Representaciones Lluch, SL de Marratxí, que puede fabricar, con la ayuda de operarios, más de 4.000 empanadas diarias. También han diseñado y construido la máquina BR680, que la marca Gallina Blanca utiliza para la fabricación de las conocidas pastillas de Avecrem o la empresa Procter&Gamble para hacer las Ariel tablets. Cada máquina puede llegar a fabricar 1.400 pastillas por minuto.
El último proyecto en el que ha estado trabajando la Escola d'Enginyers de Terrassa, es un simulador de terremotos conocido con el nombre de Roboquake. Este proyecto ha sido un pedido que han realizado conjuntamente el CSIC y el EMAITI (Instituto Tecnológico de Massachusetts).
El simulador ha conseguido reproducir un terremoto real para comprobar que los movimientos de las antenas pueden ser captados por un sistema GPS militar americano, sin depender de ninguna estación sísmica. De esta manera los resultados son procesados con mayor velocidad y directamente se sabe dónde se ha producido el seísmo y las posibilidades de tsunami que hay para emitir los pertinentes avisos.
Para finalizar, Rafel Sitjar nos comenta que en su escuela de ingeniería cada año se realizan entre 15 y 20 proyectos de final de carrera y que a su vez les llegan de cuatro a seis proyectos nuevos que sirven para que los alumnos puedan realizar sus prácticas, una vez finalizados sus estudios académicos, en la misma Escola d'Enginyeria de la Universitat Politècnica de Catalunya.
