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El museo de las Rondalles

Más de 60 óleos y acuarelas de Gabriel Pellicer cuelgan indefinidamente de las paredes del antiguo ayuntamiento de Petra, el nuevo espacio interpretativo de la obra de Alcover

Biel Pellicer empezó a pintar sus óleos sobre las Rondalles Mallorquines en 1980. s.s.v.

Gabriel Pellicer mira sus cuadros e intenta recordar de dónde le vino la inquietud. Es fácil adivinar la necesidad de este palmesano, nacido en 1935 y residente en Sencelles, por recopilar en cuadros las Rondalles Mallorquines: "mi tío, Joan Moll, era el encargado de su imprenta en la Calatrava y yo solía pasar bastante tiempo por allí. Alguien tenía que pintarlas, había que llenar ese hueco", se reafirma.

Entre acuarelas y óleos son más de 60 los lienzos que cuelgan de las paredes de la planta baja y el primer piso de la antigua casa consistorial de Petra. Hasta allí ha tenido que peregrinar Pellicer para asentar, parece que de manera definitiva, sus obras: "hemos llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento para que las pinturas se queden aquí y solo se retiren si hay algún acto que haga que sea necesario".

Es decir que el de Petra es, oficialmente, el primer museo dedicado en exclusiva a las Rondalles Mallorquines en forma de cuadros. Y aunque hay otras seis decenas de telas escondidas en una de las habitaciones municipales por si hay que renovar las temáticas, las 120 obras del pintor "no llegan ni a la mitad de las aproximadamente 400 Rondalles recopiló", si se cuentan los muchos relatos breves que el mossèn de Manacor legó bajo el pseudónimo de Jordi d'es Racó.

Muestra del colorido de su obra basada en los relatos recopilados por Alcover. S.S.V.

Están las más conocidas como En Martí Tacó o En Joanet de l'onso y las menos agitadas por la memoria, aunque no sean por ello menos interesantes desde el punto de vista pictórico y visual, como En Pere de la bona roba o Es tresor des puig de na Fàtima, la historia de la hija de un rey moro encantada dentro de una colina de Puigpunyent y una serpiente que explota en monedas de oro.

Detalle de un retrato de Mossèn Alcover que también puede verse en ele museo. S.S.V.

Cada cuento tiene su cartel explicativo elaborado por la Institució Pública Mossèn Alcover, con una sinopsis del relato, una indicación sobre quién contó esa historia al Canonge de Santa Cirga y finalmente qué se puede ver en la escena retratada por los pinceles de Pellicer. El espacio está pensado para que pueda ser visitado todos los domingos de 11 a 14 horas, "y los demás días que un grupo o escuela quiera venir, ya que creo que los niños de los cuatro colegios que ya han venido han quedado muy contentos". Incluso se han editado unos trípticos añadiendo la exposición permanente como uno de los reclamos del pueblo.

A sus casi 80 años Biel sigue pintando "ahora ya me dura un año cada cuadro", e incluso prepara una serie de películas de dibujos animados que completen su obra.

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