El electricista de Bunyola imputado por homicidio imprudente por la muerte de David Grimaldos, el joven palmesano de 18 años que falleció electrocutado al tocar una farola de la localidad el pasado 31 de agosto cuando se celebraba la verbena de los quintos, manifestó ayer ante el juez que en 36 años nunca revisó la instalación. El técnico, que se encuentra ya jubilado, indicó que no tocó ni manipuló la farola del paseo Antoni Estarellas que causó la descarga mortal. Según su versión, llevaba 36 años trabajando de electricista en el municipio hasta que, dos días después del accidente, decidió jubilarse.

El operario insistió en que nunca revisó esa farola en su dilatada carrera y destacó que nadie le comunicó ninguna incidencia o queja al respecto. El imputado explicó que, de haber sabido que había un problema, en seguida habría actuado. De hecho, el hombre alegó que él cada día pasa por delante del lugar en el que el joven se electrocutó, incluso con sus nietos, por lo que hubiera revisado la instalación si hubiera sabido que esta entrañaba peligro.

Este extremo se contrapone con el testimonio ofrecido la semana pasada por una vecina del municipio, quien confirmó ante el juez que ella comunicó en persona al electricista que la farola daba descargas. Según ratificó la testigo, que reside muy cerca del lugar de los hechos, en una ocasión informó al trabajador de que la instalación estaba en mal estado, ya que un familiar sufrió un calambre al acercar una barrera al poste. Pese a ello, el electricista imputado ayer negó haber recibido alguna queja y dijo que desconocía que hubiera incidencias en el alumbrado de la localidad.

El técnico, que prestó declaración ante el magistrado del juzgado de instrucción número 7 de Palma durante más de una hora, detalló que esas farolas tienen una antigüedad de casi 50 años. Según su versión, son de 1967 o 1968 y no existe ningún protocolo que obligue a revisarlas. El empleado recalcó que no es obligatorio inspeccionar las farolas y que él actuaba cuando había alguna incidencia, siempre que se lo comunicaba el Ayuntamiento.

El imputado negó haber recibido alguna orden sobre la instalación defectuosa que causó la muerte a David Grimaldos y se desvinculó sobre que faltara un fusible y que hubiera un "puente" hecho en la caja del cableado de la farola. El hombre apuntó que cuando él estaba de vacaciones era la brigada municipal quien se encargaba del mantenimiento y que, a veces, los feriantes manipulaban los postes del alumbrado público. Además, el electricista confirmó que él trataba directamente con el alcalde y su secretaria, quienes le daban las instrucciones que debía seguir, y dejó al margen al concejal de Infraestructuras.

El regidor también declaró ayer al mediodía como imputado por homicidio imprudente. Su deposición fue mucho más escueta. El hombre se desvinculó del siniestro, señaló que no tenía dedicación exclusiva y dijo que desconocía que hubiera quejas o denuncias. Según alegó, él no trataba con el electricista, ya que tenían horarios incompatibles. El concejal descargó en el alcalde la responsabilidad al apuntar que era él y su secretaria quienes se encargaban de las incidencias. El primer edil está citado para declarar como imputado el 11 de diciembre.