¿Usted qué prefiere, torres de alta tensión o el gran apagón?, ¿medio Ambiente o calidad de vida? Esa es la pregunta, el dilema malicioso que abruma a una sociedad electrodependiente a la que dos horas sin luz o agua le quiebra los esquemas. Ni lo uno ni lo otro no es una respuesta correcta... es como aquel susto o muerte, o sea que mejor será que elija. En tiempos de crisis, enterrar líneas saldría demasiado caro y más aún si al tendido (en este caso soterrado) le diera por una avería imprevista. Apaga y vámonos.

Desde hace unos años, Red Eléctrica de España (REE) es la encargada de proyectar el futuro eléctrico en Balears, en sustitución de Gesa-Endesa, quien sigue siendo sin embargo la titular de las líneas. 500 millones de euros de inversión entre 2015 y 2017, que además de la conexión submarina Mallorca-Eivissa y de ahí a Formentera, incluye tres proyectos en la isla, tres frentes abiertos que han llevado a los vecinos a unirse en plataformas de defensa del territorio, de unos paisajes que creen en peligro de extinción.

Casi inevitable

El proyecto más avanzado es el que unirá la subestación de Llucmajor con otra de nueva construcción en Cala Blava, y de ahí hasta s´Arenal, unos 17 millones de euros de polémica. Entre las dos primeras está previsto que se instalen 49 torres de alta tensión de 33,9 metros de altura media (39 la más alta) de unos quince metros cuadrados de base. En el segundo tramos 61 más de 32,4 metros de verticalidad media (44,2 la más voluminosa). Con un aumento de potencia de 15 a 66 kV.

El proyecto, que está contemplado en la Planificación Estatal de los Sectores de Gas y Electricidad y en el Plan Director Sectorial Energético de Balears, ya ha obtenido la declaración de impacto ambiental favorable de la Comisión Balear de Medio Ambiente, y se encuentra en la fase final de su tramitación administrativa. Tanto que a finales de mes podrían empezar las expropiaciones.

Pero la Plataforma Ciutadana Alta Tensió a Llucmajor no quiere resignarse: "Las líneas arrasarán zonas agrícolas y forestales, además de la Marina, una zona de refugio y cría de numerosas especies protegidas y en peligro de extinción como la milana", explica su portavoz, Marta Urbina, "también afectarán a rutas arqueológicas, el poblado talayótico de Capocorb Vell incluido, así como elementos arquitectónicos góticos y barrocos... era difícil encontrar un trazado peor". Red Eléctrica lo desmiente, aludiendo a que en la ruta de alta tensión no existe nidificación de la Milana Real (aunque sí sea una zona externa de alimentación y campeo), y que no afectará "ni directa ni indirectamente" al yacimiento prehistórico, "ya que el punto más cercano del trazado está a 1,5 kilómetros".

La plataforma, que está semana se reunirá con representantes de REE, de la dirección de Industria y Energía del Govern y el ayuntamiento de Llucmajor, casi como última opción, pide "aprovechar la línea de 15 kV ya construida desde Son Antem hasta Cala Blava, evitar una ampliación de la potencia a 132 kV y el entierro del resto de la línea hasta s´Arenal. "La Conselleria debería ejercer su función de árbitro y negociar con Endesa y Red Eléctrica para encontrar otra solución" plantea Urbina, consciente de que el otro par de proyectos en liza sí que están pendientes de modificación.

Dos más en el Llevant

Por un lado está la futura línea que va desde la subestación de Es Bessons (Manacor), hasta Portocolom pasando por Vilafranca, también de 66 kV y cuya finalidad, según apunta REE, es la de "garantizar el suministro y su calidad a la zona turística y paralelamente incidir en el mallado de la red", es decir, alimentar la subestación con dos entradas diferentes para que un error en una no deje sin electricidad a toda la zona.

En este caso, el hecho de que el proyecto se encuentre en las primeras fases de su tramitación, puede evitar el temor de la Plataforma Pus Esteses: torres de 42 metros de altura transitando "por ejemplo, por lugares tan sensibles como es Fangar, las zonas de viña y olivos d´Albocàsser y Son Amer, Son Nadal, ses Franqueses o incluso Sant Salvador de Felanitx", recuerda el portavoz del colectivo, Pere Flaquer. "Estamos pendientes de que Red Eléctrica conteste al nuevo proyecto que acordamos con el Govern".

Pus Esteses se movió rápido. El pasado 21 de julio representantes de la plataforma se reunieron con el conseller de Economía y Competitividad, el de Medio Ambiente, Biel Company y el director general de Industria, Jaime Ochogavía. El Govern se comprometió a impulsar una línea "de menor impacto que la prevista por REE hace cinco años". Flaquer argumenta las pretensiones de Pus Esteses: "No queremos privar a la población de la distribución de la energía o fiabilidad del sistema, pero la empresa sigue parámetros de la península para aplicarlos tanto aquí como en Canarias, sin tener en cuenta el espacio".

La segunda línea del este es todavía más potente, por afectar a otra zona turística y como posible segundo trampolín submarino hasta Menorca. Es la que va también desde Es Bessons hasta Artà, a 220 kV. Un proyecto que pasaría por Manacor, Sant Llorenç, Son Servera y Artà, y que como el anterior está en fase de estudio por parte de REE, que tampoco ha respondido aún a la propuesta consensuada hace un año por el Govern y la tercera plataforma de afectados: En defensa del Llevant i no a l´Alta Tensió. El trazado inicial eleva las torres hasta los 60 metros, "creando un impacto visual" en áreas forestales y agrícolas como el Pou Nou, Establits de Son Sureda Ric, sa Sínia, sa Murtera, es Rafal de Bellver, Can Caramany o la sierra de Calicant y d'Artà. La contraoferta: redimensionar la línea a 132 kV y utilizar las torres existentes durante 19,5 de los 22 kilómetros del trazado hasta la subestación artanenca.

Las cifras

500 millones De inversión de 2015 a 2017

Red Eléctrica de España tiene previsto un plan de inversión millonario, que aparte de los tres proyectos señalados incluye las interconexiones submarinas con Eivissa y Formentera

33 metros De media de altura de las torres

Que pronto empezarán a instalarse entre Llucmajor y s´Arenal, pasando por la subestación de Cala Blava