Que los Cossiers son un ´sentimiento´ se demuestra sobre todo las mañanas de cada 16 de agosto, diada de Sant Roc, en Alaró. A las diez, y a pesar de resacas de verbenas y carrozas, un grupo de abnegados seguidores se congrega cada año a las puertas del Ayuntamiento para respirar desde un primer momento el espíritu Cossier. Es la hora de desperezarse y de tomar un primer contacto con el intenso calor al son de las primeras notas de la flauta y los iniciales pasos del grupo de peones de baile.

A esa hora comparecieron ayer los Cossiers en la plaza de la Villa para realizar una primera danza muy especial. Y es que ayer se cumplieron 20 años de su recuperación. Fue la tarde del 16 de agosto de 1992 cuando Alaró volvió a reencontrase con la danza ritual que tanto había caracterizado al municipio siglos atrás. Ayer por la mañana fueron testigos del primer baile, dos de las personas que más hicieron para que la danza volviera a convertirse en popular: Francesc Vallcaneras y Antònia Pizà.

Tras los primeros saltos y los iniciales movimientos de pañuelos la comitiva se dirigió hacia la calle que lleva el nombre del patrón: Sant Roc. A los seguidores incondicionales que contemplaron los Cossiers desde primera hora se les fueron añadiendo otros a medida que se acercaba el mediodía. Tras la calle Sant Roc bailaron en Son Tugores, Jaume Colom, Alexandre Rosselló, can Cladera, Pere Rosselló i Oliver, Son Amegual, avenida Constitución, Joan Mir y Can Manyoles. El calor se hacía cada vez más intenso y las pausas para descansar y refrescarse en cada uno de los domicilios frente a los que bailaban se multiplicaron, pero a pesar de ello, se cumplió el horario previsto y a las 13 horas estaban nuevamente en la avenida para realizar el último baile de la mañana y abrir las corregudes de joies.

Una de las novedades de la jornada de ayer fue el estreno de un nuevo Dimoni, Genís Queralt, que durante la mañana comenzó a tomarle la medida al personaje más reclamado por los niños más traviesos del pueblo. Los pequeños tienen claro que su misión es sacar de quicio al dimoni y hacerle correr arriba y abajo en todo momento. Las corregudes comenzaron puntuales con la carrera de cossiers. El vencedor del sprint fue el más joven, Miquel Martorell -la dama-, y el galardón fue una oca. A pesar del esfuerzo, todos los bailarines compartieron los honores del podio y posaron para las cámaras con el gesto característico del héroe de los Juegos Olímpicos de Londres, Usain Bolt.

Procesión

La carrera marcó un punto y seguido en la maratoniana mañana. Pocos minutos después, Cossiers y xeremiers saltaban y bailaban en el bar Avinguda antes de ir a comer. Por la tarde bailaron l´Oferta en la misa de fiesta mayor celebrada por el párroco Josep Noguera, y acompañaron al patrón durante la procesión por las principales calles del municipio.