Margalida Segura Segura Vengo (Manacor, 1885-1948) podría figurar en los libros de la historia balear, dar nombre a alguna calle o a un edificio significativo, ser recordada por ser la primera mujer licenciada en Medicina y Cirugía de las islas, en 1915. Pero no. Muy poca gente reconoce al personaje, y si lo hace no es precisamente por su labor profesional. "Nos parecía muy extraño y desconcertante ese silencio, así que decidimos emprender el estudio de su vida", recuerda Pilar Castor, quien junto a Gloria Gallego se interesó por conocer los entresijos de su historia.

Hija del dueño de una ferretería y especulador de pólvora en la céntrica calle Alexandre Rosselló de Manacor, su origen xueta la llevó a tratar de abrirse un camino que sus apellidos le negaban. Estudió en Palma, Valencia y en la ciudad condal, donde se licenció por la Univesitat de Barcelona quince años después del cambio de siglo. Las primeras dos doctoras de España lo hicieron en 1882. "Además hay que tener en cuenta que hasta 1910, las mujeres sólo podían matricularse como alumnas libres y necesitaban una autorización especial para oficializarla" comenta Castor.

Tras el paréntesis peninsular vuelve a aparecer empadronada en 1923, aunque con profesión "sus labores". Segura no llegó a ejercer de forma activa. Sin despacho, sólo de vez en cuando atendía a sus familiares y amigos de dolencias comunes.

La Guerra Civil es el detonante del olvido y el principio de su leyenda negra. El día del desembarco de las tropas republicanas de Bayo en Porto Cristo en verano de 1936, su hermano, Joan Segura, miembro de las Milicias Ciudadanas (y cuya calle familiar lleva hoy su nombre) es el primero de la ciudad en morir. "Este hecho debió marcarla profundamente", señala el historiador Antoni Tugores, quien apunta a que "aunque es arriesgado dar ciertos detalles como ciertos al cien por cien", se sabe que participó dentro del equipo de voluntarios médicos, en las torturas y asesinatos de el hijo del último alcalde republicano de Manacor, Jaume Amer Garanya y del director de la revista Nosotros, Miquel Duran. Poco después, toda la redacción y colaboradores de la publicación acaban asesinados de una u otra forma. Hoy escasamente se guardan una docena de ejemplares. "La gente se deshacía de ellos por miedo". Tomeu Ferrer y Pere Capellà en su Diccionari Vermell dan más detalles escabrosos de la destreza con el bisturí de la Metgessa Vengo.

"Es curioso porque en la prensa local no la encontramos citada como participante en ningún acto público de exaltación a la Victoria ni al nuevo régimen", comentan las historiadoras.