El edificio ubicado en la calle Sant Esperit número 4 ha estado envuelto en la polémica porque el promotor empezó a construir un nuevo inmueble tras el derribo del primero y no tenía licencia para ello, sino solo para las obras de demolición. Por este motivo, el Ayuntamiento paró los trabajos a finales de diciembre e inició un expediente sancionador. Según dice el promotor, Juan González de Chaves, no había comenzado a construir, sino que llevaba a cabo diversas actuaciones para preservar los arcos.
Los comerciantes y vecinos de Sant Esperit y la cercana plaza Banc de s'Oli protestaron sobre todo porque la calle se mantuvo cerrada durante cerca de un año, en primer lugar por el peligro de desprendimientos del edificio, debido a que se encontraba en muy mal estado, y después por las obras. Según González de Chaves, el cierre no se debía únicamente al inmueble de su propiedad, sino también al mal estado del situado al lado, en el número 1.
Finalmente, la concejalía de Urbanismo y Modelo de Ciudad ordenó la reapertura de la calle y el pasado 1 de febrero recuperó la normalidad. Sin embargo, casi una decena de comerciantes se han visto obligados a cerrar sus establecimientos a causa de la disminución de la clientela.
