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Sa Torreta / Palma escrita 6

La odiada casa negra

"La casa de la Inquisición no tiene nada de notable; su solo nombre es suficiente para quitar la curiosidad por visitar este lugar...

La Casa Negra en el plano anónimo de 1647.

"La casa de la Inquisición no tiene nada de notable; su solo nombre es suficiente para quitar la curiosidad por visitar este lugar. Hoy en día la Inquisición ya no es aquel tribunal espantoso que muchos escritores han descrito para la posterioridad, quizás con un poco de exageración, los procedimientos y los juicios. Las ordenanzas gubernamentales, marcadas por una impronta de humanidad, de justicia y sabiduría, le han sustraído una autoridad frecuentemente peligrosa... Los judíos viven actualmente en paz y pueden incrementar las riquezas de su patria y servirla con provecho, sin temor a las antorchas y las hogueras".

André Grasset de Saint-Sauver fue un diplomático francés que llegó a la isla en 1800 en calidad de cónsul francés. Algunos sospechan, probablemente con razón, que en realidad era un André Grasset de Saint-Sauverespía de Napoleón

Grasset de Saint-Sauver aún pudo conocer la casa de la Inquisición, ubicada en lo que hoy es la plaza Major. El edificio no tenía ninguna cualidad arquitectónica que lo hiciera particularmente atractivo. Sin embargo, arrastraba una historia de torturas, sufrimientos y muerte, que despertaban el interés de este viajero.

Era conocida por los palmesanos como la Casa Negra. El interés del francés, que en su descripción pone el acento en los avances humanitarios y en el hecho de que los judíos ya viven en paz, tiene una explicación. Estamos ante un hijo de la Revolución Francesa, la que guillotinaba nobles, villanos y hasta a sus impulsores, mientras apostaba por un cambio en el que el hombre fuese el centro de la sociedad.

La Casa Negra fue uno de los objetivos de las masas en los periodos constitucionalistas. La Constitución de Cádiz abolió la Inquisición de 1812, pero el edificio se salvó y volvió a ejercer su siniestra función con el retorno del absolutismo. Cuando en 1820 comenzó el trienio liberal, los palmesanos decidieron que no se repitiera la historia. Asaltaron la casa y no dejaron piedra sobre piedra... ni documentos de la represión.

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