Medio año ha tenido que esperar Grip Face, a veces incluso a punto de arrojar la toalla, para que su intervención mural Gestos post-catarsis, seleccionada por Cort, llegue a la calle.

Hace unos días que los vecinos de Jacint Verdaguer y alrededores ven como dos manos agarran ¿una guitarra, una castañuela?, se preguntan algunos. En una primera lectura, sí, pero tal y como indica su autor, "son dos mechones de pelo, que hacen referencia a algo identitario. Ses Estacions es un barrio multicultural. Estamos viendo un renacimiento de sentimientos racistas y homófobos. He querido dejar ese gesto, de arrancar dos mechones de pelo de diferentes colores para igualarlos", expresa el artista de Palma.

Subido a la plataforma, el artista con proyección internacional -ha trabajado en Nápoles, Amsterdam y ahora viajará a Austria- ha elegido esta larga avenida de la ciudad que conecta el Parc de ses Estacions con la periferia, también "porque tengo vínculos sentimentales. Aquí vivía mi tío, y yo le visitaba a menudo cuando era pequeño". Además, eligió el muro del colegio de Santa Elisabeth porque "es un buen foco visual, y está a pie de calle".

Recientemente, Grip Face presentó su libro 'Black Faces' con texto del crítico Jordi Pallarés. Lo hizo en SC Gallery en Bilbao, el espacio expositivo que mostró los dos años de trabajo de este artista mallorquín, reconocido por sus caras sin rostro, que son metáfora del hombre sin rostro, de la uniformidad contemporánea.

"Me gustan los rostros escondidos. Desde pequeño me fijaba en las arrugas, en las marcas, en las heridas que había en las caras. He evolucionado con ello, y lo he descontextualizado. Se van abstrayendo, pero se puede intuir el rostro", cuenta.

Grip Face inició su intervención mural el pasado martes. Debía haber empezado en febrero, pero Cort que había convocado el proyecto lo retrasó sin mayores explicaciones. "Palma es una buena ciudad para el arte urbano, pero falta una gestión adecuada. Los políticos deberían dejar la gestión en manos de quien sabe", opina.