Miles de mallorquines marcaron el paso entre los muros del cuartel del Carme. Compañías y batallones salieron por la puerta, con sus soldados con los corazones angustiados, hacia la guerra de África o para luchar en la contienda que enfrentó a españoles entre sí. Cientos de ellos jamás regresaron. Otros partieron, gozosos, por la Rambla hacia sus casas después de finalizar el servicio militar obligatorio.
El Ejército decidió en 1967 que el regimiento de Infantería Palma 47 dejara el cuartel del Carme, donde se había instalado en los años 80 del siglo XIX, y se trasladara a las nuevas dependencias que se estaban construyendo en la base General Asensio.
Las tropas abandonaban los cascos urbanos para trasladarse a los extrarradios. Los terrenos, en el caso del Carme 7.480 metros cuadrados, se vendieron al mejor postor, que en este caso fue la Instituto Nacional de la Seguridad Social.
Antes que cuartel había sido convento de los carmelitas desde el siglo XIV. La dependencia conventual ocupaba prácticamente toda la manzana comprendida entre las calles del Carme, Missió, Oms y la Rambla.
En el solar hubo dos iglesias. La primera era del siglo XIV y tenía la fachada principal orientada hacia la Porta de Jesús. Delante había una plaza que desapareció cuando a principios del siglo XIX se construyó un nuevo templo cuya fachada cambió su orientación hacia la actual calle del Carme.
El convento de los carmelitas fue desamortizado en 1837, cuando hacía apenas unas décadas que se había levantado la nueva iglesia. En 1852, según cuenta Biel Bibiloni en Els carrers de Palma, el templo fue derribado y se inauguró el cuartel de Infantería que perduró en la misma ubicación hasta hace medio siglo.
En 1967 el Ejército se reservó un edificio que daba a la Rambla, donde durante un tiempo se ubicaron los juzgados militares. Hoy se ha convertido en viviendas de lujo.
Curiosa la evolución de este espacio palmesano: convento, cuartel y, finalmente, la Seguridad Social.
