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Medio Ambiente

¿Hacia una Palma más verde?

La revisión del PGOU es una oportunidad para preservar espacios sin construir y Cort reconoce que se deben ampliar

La zona de ses Fontanelles y Sant Jordi forman parte de las zonas verdes existentes, aunque no exentas de amenazas. B. Ramon

¿Una Palma más verde? ¿Cómo? Preservando los espacios que siguen sin ser urbanizados y conectando las distintas zonas agrícolas que aun existen en la ciudad. Al menos esa es la propuesta de los ecologistas del GOB, que parece concordar con la voluntad del equipo de gobierno municipal. Tras la preservación del bosque de Can Tàpera y mientras el litigio sobre el humedal de ses Fontanelles sigue vivo, hay otras zonas que podrían dar un respiro a la ciudad, aunque Cort sopesa cada paso y cómo reconducir los proyectos previstos.

"Hay un desarrollo urbanístico que hoy en día no tiene sentido", comenta Margalida Ramis, portavoz del GOB, sobre el plan general de ordenación urbana (PGOU) que se está revisando.

Esta revisión debe permitir que haya 5 metros cuadrados de zona verde por habitante como mínimo. Biel Horrach, director general de Urbanismo, asegura que aun están haciendo el cálculo a partir de la población actual y en previsión de los próximos 20 años. Lo que está claro es que "hay que ampliar".

Son Pardo, Son Puigdorfila, Son Ametler y Son Güells son terrenos urbanizables de uso residencial que los ecologistas consideran que tendrían que ser desclasificados y pasar a ser suelo rústico. "Palma tiene un déficit de espacios naturales muy grave y no se ha valorado nunca", opina Ramis.

En estos momentos, Cort estudia "cómo a partir de lo que está aprobado se puede reconducir", responde Horrach sobre la petición del grupo ecologista de desclasificar suelo urbanizable. "Nos estamos haciendo estas preguntas... Este crecimiento ¿hará que la ciudad sea mejor?, ¿o más justa, más creativa, más apreciada por los ciudadanos?", añade el director general. En algunos puntos de la ciudad, como ocurre en la plaza de las Columnas, la única zona verde son las jardineras de la rotonda, reconoce Horrach.

A finales del pasado enero, el Ayuntamiento anunció que desclasificaría 34.000 metros cuadrados del bosque de Can Tàpera, impidiendo así la construcción de 160 viviendas. Y en el solar de BMN solo se permitirá ampliar el actual equipamiento hasta un máximo de 12.000 metros cuadrados. Para el GOB, podría haber más casos que siguieran este ejemplo, aunque no será el caso de Son Bordoy, que "nos lo comeremos con patatas", después de que Cort haya dado el vistobueno a la dotación de servicios.

La paralización de proyectos de urbanización y la recuperación del parque agrario "podrían reconectar la ciudad con la naturaleza", añade Ramis. Su organización reclama una protección especial para Son Sardina y su entorno, así como el terreno entre las carreteras de Sóller y Valldemossa.

Otro de los objetivos del equipo de Urbanismo es aumentar o, al menos, conectar el parque agrícola de Palma entre sí, intención que coincide con la petición de los ecologistas. Para que la ciudad sea autosuficiente se necesitarían 40 metros cuadrados de terreno agrícola por habitante. Y Palma, según Horrach, roza este límite.

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