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Palma a la vista

El hormiguero de Xesc

Xesc Formiga, en el interior de su pequeño taller en la calle Carmen.

Xesc dejó de picar piedra y se puso a torcer, retorcer, hilo de hierro. Un artista le enseñó que de aquel material aparentemente hostil podría acabar modelando figuras. El mundo animal y vegetal le inspiró al mirarlo de otra manera, sobre todo aquellos pequeños seres que van siempre en fila: las hormigas.

Su habilidad manual le ha traído hasta Palma, pero antes de eso pasó de su Capdepera natal, a Sineu y a Santa Maria. Fue labrando camino paso a paso, como una hormiga. Le conocen como Xesc Formiga. Hace unos meses que ha montado taller en la calle Carmen.

"Yo no soy artista. No vengo de este mundo. Vengo de la construcción hasta que un día conocí a un artista que hacia cosas de este tipo y me enseñó. Le doy las gracias porque trabajar el hierro me ha cambiado la vida", agradece Xesc.

Antes del alumbramiento artesano de Xesc, él fue al mercado de Sineu a vender cestas y otros objetos hechos de obra de llatra, típico de Capdepera. "¡Es como si me hubiera instalado en África porque para mí todo este mundillo de mercado me era ajeno; todo era nuevo. Eso coincidió con el aprendizaje de trabajar el hierro; y empecé a llevar las hormigas a Sineu y después a la calle Sant Miquel en Palma. Me fue muy bien. Desde el 2010 no he parado de trabajar, y de vivir de mi trabajo con el hierro", confiesa satisfecho Xesc.

El mundo se ha llenado de sus animales, sobre todo hormigas. "¡Son viajeras! Las han comprado para llevarlas a Norteamérica, Dubai; pero mis arañas también han viajado lejos, hay una pareja en China", cuenta satisfecho del eco alcanzado por sus hierros.

Las hormigas de Xesc viven en el mundo.

Sin embargo, enfatiza que "son los mallorquines mis mejores clientes". El restaurante Kathy Roll Factory le encargó un elefante de dos metros. Y ahora trabaja en un cuadro que llenara de esos pequeños insectos en su hormiguero. "Estos pequeños animales me han enseñado mucho. Las hormigas son la base. Grandes ingenieros estudian cómo construyen los hormigueros y lo aplican a sus puentes, a sus trabajos", subraya Xesc admirado, sorprendido.

Él no hace dibujos previos, le inspira la naturaleza. Cuenta que cuando vio las semillas de jacarandas o vainas de brachichito las vio como patas de araña o partes de la lagartija. Cuenta que algunas galerías de arte de Alcudia y Palma le han tentado, pero "les dije que no porque no quiero que se lleven parte de mi trabajo".

Los precios de sus animales de hierro van desde los 10 euros, las hormigas más pequeñas, a los 1.800 euros que alcanza, por ejemplo, un gallo de casi un metro, que perfila en estos momentos en el taller de la calle Carmen. "Estoy feliz aquí, los vecinos son muy amables; me gusta el ambiente", agradece Xesc Formiga.

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