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Palma a la vista

La plaza Azul de la ciudad

El azul de los entelados de obras colorea Cort. L.D.

Si una ciudad de importancia como Moscú tiene su plaza Roja cómo no vamos a tener nosotros una plaza azul. Palma lleva unos días vestida de muñeca de postguerra, con ese color de pepona que le asignó el cancionero popular. No hemos podido elegir mejor espacio para colorear que la mismísima Cort, la sede del gobierno municipal, el punto neurálgico de la vida civil.

Los alemanes convirtieron el azul en el pigmento que describiría el movimiento artístico, Der Blaue Reiter, que precedería al expresionismo del que aún no se han liberado buena parte de los artistas contemporáneos germanos. Kandinski y Franz Marc fueron sus apóstoles. Hoy descendientes de esos germanos desfilan a diario por la plaza azul de la ciudad.

Solo que Cort no es precisamente la plaza del Hôtel de Ville de París ni la plaza sant Jaume de Barcelona. Sus orígenes se remontan a la ciudad romana, una de cuyas murallas pasaba por esta en aquel momento enorme extensión en la que se reunían comerciantes, artesanos, viajeros, ya que la plaza que hoy conocemos no estuvo incluida en la ciudad intramuros ni siquiera bajo el dominio de Al-Andalus, que respetó la disposición de murallas romanas. Cuando en 1229, Jaume I conquistó Madina Mayurqa, Cort ya estaba incluida en uno de esos anillos amurallados.

De siempre se registró una importante actividad que hoy perdura pero que en estos próximos meses está amenazada. La culpa la tiene el color azul.

Es el tono de los entelados o velos de protección de las dos obras que hoy coinciden en un no amplio espacio, el de la plaza del banco sinofós. De un lado, la dilatada reforma primero para albergar pisos de lujo, y ahora la inversión del Grupo Capuccino para convertir la esquina de Cort con Colom en hotel de lujo, solo que le ha salido un obstáculo insalvable: la historia. Se han encontrado restos de un aljibe musulmán. Las obras se dilatan.

Y en esas estamos cuando se ha iniciado la restauración en el voladizo del edificio del Ayuntamiento. Los atlantes que protagonizan buena parte de la escena recreada por Gabriel Torres reclaman intervención de urgencia. Durante seis meses vamos a vivir en un lienzo blue.

Debido a la necesaria intervención en el alero del edificio, citas clave como las campanadas de Nochevieja, el encendido de las luces de Navidad, la Festa de l'Estendart y la Revetla corrían peligro de ser suspendidas, como así se anunció, pero la protesta les hizo dar marcha atrás. Tendremos todos los jolgorios de Cort menos la Nit de Sant Sebastià que se trasladará a la vecina plaza de Santa Eulàlia.

Cort gana en azul en la misma proporción en que pierde espacio público para el paseante. Entre obras, telas y terrazas no hay quien se cite en la plaza de color.

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