Mal año para la música en Palma. En 1966 fallecieron Baltasar Samper, como recordamos hace unas semanas, y el 4 de mayo Joan Maria Thomàs, fundador de la Capella Clàssica, organista y compositor. Nacido en Palma el 7 de diciembre de 1896, con solo 17 años fue nombrado organista auxiliar de la catedral por el obispo Campins. Estudió en París y a lo largo de toda su vida compaginó la interpretación con la investigación musical y la docencia. También fue un gran animador cultural. Fundó la Asociación Bach, el Comité Pro Chopin de Mallorca y los festivales de Bellver. Logró que actuaran en Valldemossa algunos de los mejores músicos de la época, como Pau Casals o Arthur Rubinstein.
En su faceta docente fue profesor y director del conservatorio y sus trabajos de investigación se publicaron en las principales revistas musicales españolas e internacionales.
Pero su gran legado fue la creación de la Capella Clàssica, un coro mixto con el que alcanzó un gran prestigio y viajó a Portugal, Cuba, EE UU o Canadá. Mantuvo una amigable relación con Manuel de Falla, de quien fue anfitrión en la isla. La experiencia musical y personal con el maniático compositor quedó plasmada en un libro. La Capella alcanzó tanto prestigio que cantó en acontecimientos tan dispares como los funerales de Estado por Primo de Rivera o en homenajes a Cervantes.
Para el Festival de Bellver compuso una serie de estampas musicales relacionadas con hechos históricos, que van desde la conquista de Mallorca hasta la prisión de Jovellanos en el castillo. Otras obras suyas están dedicadas al órgano -Magnificat, Toccata post Te Deum o Rosetón-, para piano -Bolero del diablo, Mensaje de Falla-, para coro -Campanes sobre el mar, Tres cançons populars mallorquines o Partita super Salve Regina- y para clave -Le clavecín voyageur-.
Thomàs marcó una era en la música mallorquina. Bebió de los compositores antiguos, pero estuvo abierto a las nuevas expresiones contemporáneas hasta su muerte, tras sufrir la enfermedad de Parkinson, hoy hace medio siglo.
