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Entrevista a mujeres de hoy

Nena Obrador Sastre: "El móvil y el ordenador que usamos están manchados de sangre"

"La mujer africana es clave en los cambios, por eso la están utilizando como arma de guerra"

Nena Obrador Sastre: "El móvil y el ordenador que usamos están manchados de sangre" "Mi mirada se ilumina al hablar de África", dice la cooperante Nena Obrador.

Su crianza se meció en cuentos de África que le contaban sus padres. Como la escritora Isaak Dinesen, cuando está lejos del continente, Nena quiere volver. M. Magdalena Obrador Sastre -Palma, 1976- estudió Pedagogía en la UIB pero su escuela fue en Tanzania. Una beca para jóvenes la llevó por primera vez a aquel lugar de cuentos infantiles que tan bien conocía su padre, Jaume Obrador, fundador de Veïns sense fronteres, una onegé de Palma que como su nombre indica traspasa lindes. Del movimiento vecinal al corazón de África. Son veinte años. Su hija Nena, así se la conoce, es la vicepresidenta de esta entidad que ha participado activamente en la organización de las jornadas Dona com a Arma de Guerra, celebradas esta semana en Palma, y que ha contado con la presencia de Caddy Adzuba, premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2014, entre otras destacados activistas del Congo. Cuatro millones de muertos en la que se conoce como Guerra Mundial de África, la del Congo. Ahora Burundi, vuelve a estar a las puertas de otra. "Y nadie habla de ella", apunta.

Cuando Nena fue a Tanzania tenía 23 años. "Me cambió la vida. Fue un antes y un después en mi vida; ése y el nacimiento de mi hija", confiesa. Pero el segundo tardaría un poco más, aunque también está vinculado a África, "ese continente demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Solo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos África, En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe", escribió Ryszard Kapuscinski, algo más que uno de los grandes periodistas del XX-XXI.

-¿Existe África?

-Por supuesto, y son muchas, solo que todos somos víctimas de la manipulación de la información sobre el continente a través de los medios de comunicación. Es grave y preocupante porque verter solo ideas descorazonadoras, trágicas, desembocan en actitudes pasivas, que es lo que quiere el establishment.

-También fascina.

-Sí, pero con miedo. Vas allá y se te considera un héroe y yo jamás me he sentido una heroína sino que para mí es un privilegio haber estado en África. En mi primer viaje estuve con chicos de la calle de 8 a 14 años, al que las mujeres del pueblo les había habilitado un lugar donde estar; fue muy duro porque sufrí por el choque no por ver padecer. No es fácil prepararse para estos cambios, y además yo no hablaba suahili, ya que la intérprete no apareció y me vi enseñando a estos niños sin conocer su lengua. Me serví del juego y gracias a su tranquilidad, aprendí que el lenguaje no verbal tiene una potencialidad enorme. Claro que me tocó el corazón ver el drama de aquellos niños de la calle, pero no me quedé con el drama.

-Su ambiente familiar (su padre estuvo en Burundi, fue testigo de la tragedia que está a punto de explotar otra vez; estuvo en la cárcel como antifranquista...) ¿la preparó para vivir en un lado 'incómodo'?

-He vivido el compromiso de mis padres desde pequeña, cierto, pero cuando era adolescente no fui consciente. Tuve que ir a África y verlo con mis propios ojos. Cada vez que vuelvo se me desmontan tópicos. Conocer otras formas de vida, tener interés, te hace ver que no hay nada absoluto ni universal en esta vida. Y que esta sociedad que llamamos desarrollada tendría que aprender mucho de las que llaman subdesarrolladas.

-África es demasiado rica para pasar desapercibida al colmillo de Occidente, y ahora también el de China.

-Su entrada es en parte negativa porque expolian como hicieron las colonias europeas pero a diferencia, lo hacen a cambio de algo. Me explico. Ellos explotan y extraen las materias primas del Congo, por ejemplo, pero a cambio hacen carreteras. Los congoleños lo ven como lo menos malo porque al menos les reporta algún beneficio. Es perjudicial, peligroso, desde luego, pero quien teme más a China en África es Occidente. Es su gran competidor.

-Dos sabuesos frente al hueso. ¿No somos cómplices?El coltán que se usa en tecnología está en el Congo.

-Cierto: los teléfonos móviles, los ordenadores que usamos, están manchados de la sangre de miles de congoleños. Su riqueza en recursos naturales está en la base de los conflictos. El país está sumergido en el caos, potenciado por las grandes potencias, y sus multinacionales, que les conviene propiciar conflictos internos, tener goviernos títeres. Todos formamos parte de esta cadena, tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad y sensiblizar para transmitir que se puede cambiar, que la aceptación no es la solución.

-Su padre fue impulsor de Veïns sense Fronteres. Han cumplido veinte años. ¿Cómo lo valora?

-Se ha trabajado intensamente. Desde la federación de las asociaciones vecinales de Palma se creó en 1993 una comisión de solidaridad con Burundi, donde mi padre estuvo como misionero años atrás. Ahí está la base de Veïns sense fronteres, que tiene vocación internacional y se coge el nombre de veïns por respeto al movimiento vecinal. Aquí se creó la Red Internacional para la Paz y el Respeto de los derechos Humanos en Burundi. Creo que en nuestra modestia, ha sido una pieza clave para visualizar conflictos y, sobre todo, para dar voz a los africanos ya que son ellos quienes tienen que contar la experiencia, no como víctimas sino como líderes sociales que luchan y demuestran los intereses ocultos.

-¿Es solidaria la sociedad mallorquina?

-Para empezar habría que definir el concepto de solidaridad y cooperación y para ello cambiar el concepto de África. En general, creo que la sociedad mallorquina responde pero no deja de hacerlo por modas y los medios de comunicación que no paran de emitir imágenes brutales. Yo he vivido situaciones que me demuestran que aquí hay racismo.

-¿Se refiere a las vividas por su marido que es congoleño?

-En buena medida, sí. Él es un profesional, un cooperante, y si en su país tiene consideración social aquí nunca han dejado de mirarlo como un inmigrante. A mí me ha costado más que a él porque no es lo mismo escuchar barbaridades en un ámbito de reflexión que en el personal, y si la víctima es tu marido, o tu hija... No descarto volver a Congo; él se ha ido y yo iré e enero. Ya veremos.

-En las jornadas La mujer como arma de guerra se han contado atrocidades, y aún así hay lugar para la esperanza.

-A las mujeres se las tortura, viola, para desestructurar a las familias, a la sociedad y eso permite explotar los recursos con más facilidad solo que el papel de las mujeres es clave en la recosntrucción El futuro está en sus manos en un lugar lleno de luz. El ejemplo de mujeres como Rosette Mafuta y Caddy Adzuba es ejemplar. Dan vida.

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