Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a Palma

Sitios donde no has nacido

Sitios donde no has nacido

El transporte público tiene muchas ventajas. Entre ellas, la de favorecer la ensoñación. No es lo mismo concentrar tus sentidos en la conducción, que dejarse llevar en tren o autobús. Y echar una mirada despreocupada sobre el paisaje urbano que va desfilando ante tus ojos. Cuando recorres barrios que no conoces, te entrar una sensación muy especial. Atisbas por las ventanas, los callejones, las terrazas de bares, las tiendas, las placitas. Y te preguntas cómo serías tú de haber nacido ahí.

Al fin y al cabo, la geografía natal te condiciona enteramente. Te marca con unos parámetros de los que nunca podrás escapar. Recuerdas los rincones de tu casa de la infancia, las tiendas del barrio, los lugares para jugar, los enclaves misteriosos. Ese conglomerado de sugerencias se convierte en una parte actuante de tu personalidad para siempre. Aunque no seas consciente de ello.

De modo que, al contemplar paisajes distintos, puedes fantasear sobre nuevos condicionantes que nunca has conocido. ¿Cómo serías haber nacido en esa casa de los grandes balcones acristalados? ¿Cuál habría sido tu infancia de haber vivido en ese huerto cerrado, ignoto, entre enredaderas y paredes de marés? ¿Pasearías por esa calle estrecha y silenciosa recordando tus juegos de la infancia?

Los lugares donde no has nacido te enseñan la diversidad de los sueños y las imaginaciones. Porque fantaseando, comprendes la importancia de tus propios sitios de referencia. Te internas un poco más en el laberinto de tus recuerdos.

La ciudad, como un tablero de ajedrez entre el pasado y el futuro, la realidad y lo imaginado, lo real y lo olvidado.

Desde la ventana del autobús, contemplas la diversidad de los mundos exteriores. Y te preguntas cómo se decide ese pequeño destino de nacer en un enclave u otro. Tal fútil en apariencia, pero tan decisivo al final.

Compartir el artículo

stats