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Sa Torreta

Ellas casi siempre estuvieron ahí

Se debate tanto sobre las terrazas del Born que parecen unas recién llegadas. Un día, en los lejanos tiempos del alcalde Isern, invadieron el centro del paseo

La inmensa terraza del Antonio.

Se debate tanto sobre las terrazas del Born que parecen unas recién llegadas. Un día, en los lejanos tiempos del alcalde Isern, invadieron el centro del paseo. Hoy, en los misteriosos días del semialcalde Hila y de la concejala Jhardi, el debate es si deben ser retiradas las que con tanto ardor defendió el anterior consistorio.

Sin embargo, las terrazas casi siempre estuvieron ahí. En el centro o en los laterales. El paseo estuvo ocupado por las sillas plegables de hierro para el solaz de los palmesanos. Por una módica cantidad de dinero, aunque sin derecho a consumición, pasaban las horas en animada tertulia, leyendo el periódico o badocant. También estuvieron ahí las mesas del kiosco Tortuga, donde cuando apretaba el calor tomábamos un helado que, inevitablemente, terminaba manchando el suelo del paseo. Aunque, hay que reconocerlo, el auténtico reino de las terrazas se localizaba en el lateral donde estaba el cine. En la cafetería Miami, George Bernanos escribió parte de Les grans cimetières sous la lune, su denuncia de los crímenes del fascismo en Mallorca. Allí las filigranas en hierro forjado de un herrero apellidado Riusech admiraban a los clientes.

Y, sobre todo, estaba la terraza del restaurante Antonio. La que se ve en la foto de Torrelló. Antes de que las grandes marcas invadieran el Born, Antonio era el rey. Y antes que él ocupó este ensanche del paseo una tarima desde la que la banda de música del Regimiento Palma 47 amenizaba los paseos estivales de los palmesanos. Y después de Antonio llegaron las tiendas de Amancio Ortega, los inútiles buzones de recogida neumática de basura y el monumento al director de orquesta Eak Tai Ahn. En sus años de esplendor, el Antonio desplegaba 50 mesas. Tenía camareros de lujo y una clientela igual de exquisita. Ni chanclas ni bermudas. Traje y corbata para los hombres. Sillas de mimbre y mesas con mantel. Nada de formica ni plantas de plástico.

El Born y las terrazas mantienen estrechas relaciones desde hace muchos años. Otra cuestión es su dimensión, su ubicación y su estética.

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