La escenificación de la entrada de Jesús en Jerusalén tiene en la bendición de las palmas y ramos de olivo el arranque a una semana de Pasión que desde el palacio Episcopal se hace de año en año más internacional. De ahí que la introducción a la ceremonia, leída ayer por Eduardo Gamero, ex presidente de Fomento de Turismo, se leyese en cuatro lenguas: catalán, español, inglés y alemán.

Los alumnos del liceo Pierre d´Aragon de la localidad francesa de Neuret se tuvieron que conformar con abrir los ojos y acentuar el olfato. Recién llegados a Mallorca, desembarcaron y se fueron a dar un paseo por la ciudad portuaria hasta desembocar en la Catedral. Cuatro profesoras les seguían. Agnes Sikora, su maestra de castellano, indicó llevan años haciendo viajes por Europa para profundizar en la asignatura de Geografía e Historia. Ayer les tocó una página crucial de la historia del Cristianismo.

No fue el azar el que llevó a Ana Rodríguez y Berlis Gómez, oriundos de Paraguay pero "ya casi somos mallorquines porque llevamos viviendo aquí 10 años", al patio del Palacio Episcopal. Ellos eligen "este lugar y luego la misa en la Catedral porque nos gusta más aquí", indicó Ana. Les acompañaban unos amigos. Uno de ellos portaba el mate caliente. Los cuatro se vistieron con sus mejores galas.

Olivos

Quien no llegaba ya con sus palmas agarraba una rama de olivo que encontraba a la entrada del palacio que, un año más, volvió a llenarse de fieles y algún que otro curioso que inmortalizaba la escueta ceremonia con sus cámaras. Con el cambio de hora, más de uno se frotaba los ojos aún adormilados y pegados a la sábana. "No he hecho las camas. He venido corriendo. Esto del cambio de hora....", le contaba una amiga a otra. Muy cerca, un bebé se creía que estaba en una selva porque le habían adornado su carrito con ramas y palmas con abundancia.

Entró la comitiva de sacerdotes del Cabildo que aguardaban la salida del obispo, Javier Salinas. Tras dar la paz a los asistentes, recordó la especial significancia que tiene la entrada de Cristo en Jerusalén "para la celebración del misterio Pascual".

Antes de la lectura del evangelio de san Lucas, que narra cómo Cristo al llegar a Betfagé y Betania camino de Jerusalén, muy cerca del monte de los Olivos, pidió a dos discípulos que soltaran a un burrito que después él utilizaría para hacer su entrada en Jerusalén, el obispo de Mallorca bendijo las palmas y las ramas de olivo. Apenas unos minutos pero el ceremonial se vive con intensidad. El patio queda envuelto en el aroma del incienso que ya entró con la comitiva de los sacerdotes del Cabildo, y las primeras filas de fieles son salpicadas por el agua bendita que sale del hisopo. La Semana Santa empieza a respirar.

Misa

Los hosannas cantados por los vermellets y coreados por los asistentes salieron del Palacio Episcopal y en procesión se dirigieron a la Catedral, donde Javier Salinas iba a oficiar la Misa. Uno de aquellos pequeños es Guillem Mora, que lleva cuatro años en la Escolanía. Sus otros dos hermanos ya estuvieron en ella. Su padre, Guillem, ya asume la tradición con una sonrisa.

El portal mayor abierto para que entrara la comitiva, muchos de ellos asombrados ante las galas del templo, iluminado en su altar mayor. El oficio del Domingo de Ramos registró un lleno, aquí más local porque los turistas y viajeros siguieron su paseo por una ciudad que ayer estaba exultante pese al ´robo´ de la hora de sueño.