El pasado mes de junio se clausuró la iglesia de Sant Miquel para iniciar las obras de reparación del enfoscado, una reforma menor a la prevista inicialmente ante la aparición de grietas en el techo del templo. Ya en su momento, el aparejador diocesano Tomeu Bennàssar expresó que se trataba de una "obra de maquillaje". El obispo de Mallorca, Javier Salinas, bendijo ayer el nuevo maquillaje de la popular parroquia, algo habitual cuando un templo es objeto de una reforma.

Salinas lo bendijo hizo ante una iglesia llena y ocupada en sus primeros bancos por el alcalde de Palma, Mateo Isern, y su esposa. También asistió al oficio la ex alcaldesa y actual consellera de Bienestar Social del Consell, Catalina Cirer.

El aparejador Bennàssar quiso explicar a los feligreses en que consistió la intervención iniciada a partir de "detectarse una serie de grietas" que pusieron la voz de alarma pero que al final consistió en reparar el enfoscado. Los desprendimientos que se observaron en la iglesia no eran debidos a problemas en la estructura. Por ello el presupuesto asignado descendió sensiblemente, y acabó siendo de 380.000 euros, sufragados por préstamos.

La misa fue oficiada por el obispo de Mallorca y el párroco de Sant Miquel, Toni Gómez. La parroquia estuvo llena de feligreses.