La prueba piloto de la EMT de Palma para que los perros puedan subir a la línea 30 como un pasajeros más ha sido fuente de polémica entre los usuarios del transporte público. La mayoría de los consultados por este diario pone reparos a que los canes viajen fuera de los transportines -que hasta ahora era legal- y puedan estar en el bus, aunque lleven bozal y correa. El mayor miedo de los encuestados es que el comportamiento de los perros no sea bueno mientras viajen. Así lo indicaba Antonio Reina, que opinaba para que no sea "un desmadre" solo deberían subir los perros "educados, que no ladren, ni armen follón". "Tienen que poder dominar al perro para que no haya problemas", añadía Paula Salas.

Otro de los motivos de queja es tener que compartir buses saturados con animales. Joaquín Gálvez razonaba que es muy fácil pisar a un cánido en un vehículo saturado de gente: "Si alguien les pisa o los empuja sin querer, el perro se puede poner agresivo y dar problemas aunque sea el mejor amigo del hombre". Carmen Hidalgo opinaba de la misma manera, aunque con palabras más duras: Los pasajeros de los autobuses ya vamos como perros en algunas líneas, porque falta sitio para viajar". Sonia Serrano coincidía en la visión y se preguntaba si habrá que hacer sitio para los perros cuando las personas viajes "como si fuera ganado".

También había los que alegaban cuestiones de higiene, como Rafael Baeza. "¿Y si le da por cagar en el bus? ¿Quién lo va a limpiar? Que dejen a los perros en su casa o en el campo, hombre", manifestaba el jubilado. La misma preocupación tenía Joan Pascual sobre los orines caninos en los buses públicos.

Entre los partidarios, quien tenía las cosas más claras era Alejandro Albiol: "Está bien, porque puedes llevar el perro al parque. No todos tienen parques cerca de su casa". La división de opiniones fue más clara al hablar de dinero. A unos les parece bien que los perros paguen billetes y a otros no "Que paguen 30 céntimos no es lógico: es un acompañante o como llevar la maleta al aeropuerto", agregaba Albiol. Coincidía con él Fathia Zenati. "No es lógico que las bicis suban gratis al tren y los perros paguen", aseveraba la mujer.

En cambio, para Bárbara Mayol es normal que los perros abonen un billete. "Deben pagar como todos, porque yo también pago". Más allá iba Ángela Pérez, que proponía crear un impuesto para todos los dueños de perros, que sirva para limpiar "la de cacas y meadas que hay en la calle".

Según anunció el ayuntamiento de Palma la semana pasada, la experiencia piloto de la línea 30 de la EMT se exportará al resto de trayectos si no hay problemas entre usuarios y animales. Los canes deberán viajar con correa y bozal, no podrán subir los que sean de razas potencialmente peligrosas y deberán llevar encima la documentación de la mascota.