Un nuevo grupo paramilitar atacó el miércoles por la noche en Ciutat. Aprovechándose de la oscuridad, una veintena de mujeres plantaron 200 flores de lana bajo el centenario olivo de la plaza de Cort. Son las guerrilleras del ganchillo, que se autodefinen así: "No somos una guerrilla seria, llevamos vestidos de flores".

A través de esta colorida y decorativa acción, un grupo de aficionadas a tricotar lana quisieron reivindicar más zonas verdes en Palma y también más espacios al aire libre para reunirse y compartir su tiempo, "espacios donde florezca la creatividad y la interacción entre las personas".

El nombre en clave de su actuación es la "Primavera ganchillera". Las guerrilleras colocaron unos carteles junto a las flores pidiendo un favor a quienes se las quedarán: que les envíen una foto por correo electrónico del nuevo hogar de la flor.

Y fue un éxito. Las flores duraron poquísimas horas en el parterre. Si a medianoche del miércoles estaban los dos centenares, a mediodía del jueves quedaba media docena. Durante toda la mañana, palmesanos y turistas las estuvieron mirando con inquietud. Muchos rebuscaron con ilusión entre las especies, como quien pasea por el campo, para recoger el ejemplar que más les gustaba.

A las guerrilleras, ataviadas con sus vestidos multicolor, les costó despedirse de ellas. Tras completar el acto bélico, se las estuvieron mirando un rato con lástima, porque abandonaban al aire libre el esfuerzo de muchos meses. Temían que alguna brigada de Emaya las tirara a la basura, pero al final el olivo amaneció vestido de colores.

Una portavoz anónima de las guerrilleras –sus miembros desean mantenerse en la clandestinidad– confirmó que ya han recibido las primeras fotografías de los nuevos dueños de las flores. La mayoría las colocado en el trabajo, junto a su ordenador, "como quien coloca un cactus para que se lleve las malas radiaciones".

De una forma de lo más pacífica y tranquila, doscientas personas más se hicieron ayer eco de su reivindicación y añadieron un toque de color a su día a día. "Lo bueno es que es una protesta que no despierta la ira de los demás. Nuestro primer objetivo era no dañar el entorno, y buscar la simpatía y una respuesta positiva de los otros", explicó una de las soldados.

Pese a la oscuridad que rodea a las autoras de esta protesta, DIARIO de MALLORCA ha podido averiguar que detrás de la guerrilla hay un grupo de amantes de la aguja y la lana. En su mayoría son mujeres y, desde hace un año, se reúnen cada miércoles en diferentes puntos de Palma para compartir un rato de creatividad y diversión. Se relajan haciendo ganchillo y conocen a gente mientras comparten una actividad tradicional que parecía que se estaba perdiendo.

"Hay muchas razones para guerrillear", dicen desde las tropas, por lo que garantizan que su comando realizará más acciones para decorar Ciutat. Y seguro que así despertarán la ilusión de muchos otros palmesanos, como los que ayer se encontraron las flores de Cort. Porque una protesta con ganchillo es una protesta más bonita.