Treinta años después, Rosa Maria Aguiló Pascual entra en la biblioteca de Cort con motivo de su 75 aniversario. Está emocionada. Normal. Son muchos recuerdos. Su madre, Martina Pascual, fue la primera directora. "Era viuda con dos hijos. No le quedó otro remedio que ponerse a trabajar", recuerda Aguiló. Con el rostro emocionado, resalta que está "muy orgullosa de su madre".

Martina fue elegida directora en 1931, durante la República. Fue una pionera en Balears ya que se formó en la Escuela Superior de Bibliotecarias de la Mancomunidad de Cataluña y aplicó criterios técnicos y profesionales a la de Cort.

Y en aquella sala de estilo señorial mallorquín, surgió el amor. El padre era un usuario que entre lectura y lectura conquistó a la bibliotecaria. Y fruto de esta unión nació Rosa Maria. Para ella, la biblioteca es "ca nostra". Confiesa que ha estado 30 años sin pisar la biblioteca, "le hacía cosa", confesó. Ayer volvió a entrar en aquella sala de estanterías, libros y muchos recuerdos de su infancia. "Aquella habitación era el infierno", soltó sin más. "En este cuarto se guardaban los libros prohibidos. Mi madre custodiaba la puerta noche y día para que los soldados no quemaran los libros", puntualiza. "Era una mujer con iniciativa. Muchos le retiraron el saludo porque trabajaba", cuenta. Ahora, esta iniciativa se ha convertido en el orgullo de su hija.