La casualidad ha hecho posible que durante este fin de semana hayamos tenido en nuestro puerto hasta cinco veleros que muy bien podrían aparecer en cualquier libro divulgativo de navegación, ya que cada uno en su tipo, época y circunstancias, ha aportado algo a la historia marítima.

Por una parte hemos tenido dos visitas del Le Ponant, un barco que se hizo tristemente famoso en abril de 2008 por haber sido secuestrado por piratas somalíes. Tiene 88 metros de eslora y una capacidad de tan sólo 64 pasajeros en 32 camarotes, en un crucero de lujo con servicio exquisito. Gracias a la forma especial de su popa, es posible practicar innumerables deportes submarinos. Realmente es un pequeño crucero a motor, que dispone de tres palos, gracias a los cuales en condiciones favorables puede auxiliarse con las velas.

También nos llegó el Alexander von Humboldt, un habitual cada año, se trata de una embarcación con una historia realmente curiosa, fue construido en 1906 en Bremen como "buque faro reserva". Era utilizado cuando había que reparar a otro buque faro, durante muchos años prestó servicio en diversos puntos del Báltico y del mar del Norte. En 1967 lo abordó un barco sueco y lo hundió, pero fue reflotado y reparado y volvió al servicio. Cuenta con 62,5 metros de eslora por 8 de manga, desplaza 396 toneladas y tiene una superficie vélica de 1.035 metros cuadrados. Puede transportar 60 personas.

Primero en el Port Vell y luego en Astilleros Mallorca, estos días también tenemos entre nosotros al Maltese Falcon. Un yate con un revolucionario diseño, sobre todo en lo referente a la maniobra de las velas. Fue construido inicialmente para el millonario norteamericano Tom Perkins por la empresa italiana Perini en la factoría de Yildiz en Tuzna, Turquía. Entró en servicio a mediados de 2006. Tiene tres palos giratorios de 58 metros de altura construidos en carbono, cada uno con seis vergas curvadas de las que penden 5 velas cuadradas, que van enrolladas dentro de cada palo. Estas son desplegadas mediante motores eléctricos, en una maniobra que dura unos pocos minutos, un revolucionario sistema denominado Dyna Rig. Sus dimensiones son 88 metros de eslora, 12,5 de manga, 1.110 toneladas de registro, y sus 15 velas tienen una superficie total de 2.400 metros cuadrados. Alcanza velocidades de casi 25 nudos. Es unos de los yates privados a vela mayores del mundo,

También en Astilleros Mallorca encontramos el Creole, un barco que se puede considerar mítico. Construido en 1927 con el nombre de Vira, fue el capricho de un millonario que quiso tener "el barco más bonito del mundo". En su primer año de navegación, ya visitó Palma. En 1928 fue vendido y su nuevo propietario le dio el nombre de Creole. Durante la Segunda Guerra Mundial fue requisado y ejerció de dragaminas con el nombre de Magic Circle, hasta que fue vendido al magnate griego Stavros Niarchos. Fue adquirido por el gobierno danés para jóvenes problemáticos. En 1983 fue comprado por el diseñador de moda Maurizio Gucci, que lo restauró en Alemania y en Palma, actualmente pertenece a sus hijas.

Finalmente citar al Rafael Verdera, ya que si hablamos de veleros singulares y con historia, ocupa un lugar preferente. Construido en Eivissa en 1841, se dedicó al cabotaje entre las islas y puertos cercanos de la península, norte de África, Francia e Italia. Durante bastantes años, navegó entre Palma y Eivissa.