"Era el alma de la Federación, nos hemos quedado huérfanos". La muerte en la madrugada de ayer de Rosa Bueno, la histórica presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos, deja a los palmesanos sin la incansable luchadora que, durante la época predemocrática, impulsó el movimiento vecinal en Ciutat. El cáncer que sufría la apartó hace dos años de la presidencia de la entidad, pero siguió en la retaguardia "hasta sus últimos días, dando siempre valiosos consejos, ya fuese por teléfono o por correo electrónico", como afirma su sucesor, Jordi Sastre. Por expreso deseo de Rosa, hoy se celebrará un acto cívico, "no religioso", a las 20,00 horas en el cementerio de Bon Sosec, con canciones y textos escogidos por ella misma y su marido, Joan Brunet.

Nació en 1945 en el pueblo de Villapalacios (Albacete). De pequeña, la emigración la llevó a L´Escala (Girona), Ciutadella y Felanitx. Allí pasó su juventud e inició su trayectoria de lucha social. "No pudo estudiar y se tuvo que poner a trabajar como empleada del hogar, por lo que comenzó a sensibilizarse con las duras condiciones de vida de las personas con dificultades", tal como cuenta Jaume Obrador, quien también estuvo en los inicios del movimiento vecinal y durante los últimos días de su vida. Rosa Bueno llegó a Palma tras casarse y se unió a las JOC (Juventudes Obreras Católicas). Enseguida intentó mejorar su barrio, el Rafal Nou, por lo que impulsó la creación de la asociación de vecinos. "En aquella época, las deficiencias en las barriadas eran muchas, por lo que en 1976 constituimos una coordinadora, que después se convertiría la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma", según relata Francisco Mengot, impulsor de la entidad vecinal de Son Rapinya y, tal como añade, "compañero de aventuras de Rosa".

La primera presidenta de la Federación era "una persona con una gran visión ciudadana, no sólo vecinal. Luchaba por lo concreto, pero pensando en un nuevo modelo de ciudad", dice Mengot. Otros calificativos de sus allegados son la honestidad –"muy escasa en estos tiempos de corrupción"–, su excepcional compromiso con la Federación –"pese a las múltiples ofertas políticas que recibió, siempre mantuvo la independencia"–, la inteligencia y la clarividencia, en palabras de Obrador.

Desde que Rosa Bueno entró en el movimiento vecinal de Palma, "dedicó su vida a él y a lograr una mayor participación ciudadana", asegura Francisco Mengot. Por este motivo, el Consell la galardonó el año pasado con el premio Ramon Llull y numerosas entidades sociales y partidos políticos expresaron ayer sus condolencias por el fallecimiento de esta incansable luchadora vecinal.