Recientemente el historiador Guillem Rosselló Bordoy ha publicado, a través de Edicions UIB, una antología de su tesis sobre la Mallorca musulmana, trabajo que le convirtió, el año 2003, en doctor de Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad Complutense de Madrid. Se trata de su segundo doctorado, pues en 1973 había defendido la tesis sobre la cultura talayótica en Mallorca, convirtiéndose en doctor en Historia Antigua por la Universidad de Barcelona.

En palabras del propio Rosselló Bordoy "el presente trabajo supone el resumen de mi actividad científica y docente sobre el pasado histórico de las Islas Baleares y de manera especial de la Isla de Mallorca a lo largo de más de cincuenta años". Más adelante el mismo autor especifica que este estudio tiene como objetivo "adentrarse en la vida de la sociedad islámica que durante algo más de tres siglos vivió en la isla de Mallorca". Cuando uno empieza a leer el libro, le llama la atención que para el estudio del período musulmán en Mallorca, el autor utilice básicamente dos fuentes documentales de los nuevos conquistadores: por un lado el "Llibre del Repartiment de Mallorca", concretamente el códice latino arábigo -aunque también tiene en cuenta las otras versiones, tanto la catalana como las latinas-, importante documento en el que aparece el reparto de las diferentes propiedades que habían tocado al rey Jaime I; y por otro lado la "Remembrança de Nunyo Sanç", que consiste en una relación de las propiedades y la extensión de cada una de ellas que correspondieron al conde del Rosselló, que después del Rey, fue el magnate más importante que participó en la conquista de la Isla. Este valioso documento fue publicado años atrás (1993), por el propio Guillem Rosselló Bordoy, conjuntamente con el que durante muchos años fue el director del Arxiu del Regne de Mallorca, Antoni Mut Calafell, dignísimo continuador de sus antecesores: José Mª Quadrado, Pere A. Sancho, Joan Pons i Marqués o Francesc Sevillano Colom. Es decir, este trabajo se centra en el análisis del "registro del botín y su ulterior reparto, entre todos los que cooperaron en la empresa o empresas".

El estudio empieza haciendo un minucioso análisis de los trabajos que en su día tuvieron como objeto la transcripción y traducción del códice latino arábico, empezando por su primer editor Jaume Busquets Mulet, trabajo que Rosselló Bordoy afirma que "en aquel entonces fue un verdadero tesoro, pues por primera vez el texto era interpretado por una persona que dominaba el árabe y que, por tanto, no podía incurrir en versiones alejadas de la realidad".

El autor continua analizando los diferentes topónimos registrados en el "Repartiment con la finalidad de averiguar, si fuera posible, aquellas referencias de carácter social y de modo especial otros aspectos sean topográficos, sean profesionales que considero son identificables a partir del estudio de este tipo de documentación que, de manera muy especial, pueden mejorar el conocimiento de la Mallorca musulmana". También, a través de este análisis, se propone el sistema de división administrativa de la Mallorca musulmana. No es lugar para exponer ampliamente el tema, pero, a modo de ejemplo podemos citar el estudio que se hace con referencia a los topónimos de algunos pueblos de Isla: el caso de Inca, Sineu, Petra, Manacor o el controvertido Morian (¿Marratxí?), entre otros; en dónde se explica su evolución del árabe o del bereber al catalán o, en algunos casos de la evolución del latín, al árabe y posteriormente al catalán. Es el caso del topónimo de época romana "Pollentia", que se transforma en "Bullânsa", durante la ocupación musulmana y que después de la conquista catalana se convierte en "Pollensa". En algunos casos, Rosselló Bordoy hace cierta crítica a algunos topónimos normalizados al catalán actual. Es el caso de la misma Pollensa, que en palabras del autor está "normalizada hoy mediante una ´ç´ que nada tiene que ver con la etimología del topónimo". También a modo de ejemplo, cabe citar el caso de Palma, terreno que Rosselló Bordoy conoce a la perfección. Topónimos como "exequin" (la Riera), Ramora o Forenna (alrededores de Madinat Mayurqa, concretamente el actual Prat de Sant Jordi), Luidis (seguramente el "torrent Gros"), Enalamir (font de la vila), az-zanqa (mezquita que pudo levantarse en los alrededores de la plaza de las Tortugas)... se nos descubren en este trabajo. Por último, otra cuestión que llama la atención es todo el conjunto de topónimos (el 17,25%) que sin ser de origen latino, árabe, bereber o catalán, se desconoce de que lengua derivan. En las conclusiones, el autor plantea una serie de interrogantes que por ahora no tienen respuesta, pero que el simple hecho de plantearlos ya resultan aleccionadores.

El libro, que por la temática puede parecer de difícil lectura, es realmente bueno de leer y sin duda alimenta la atención del curioso y del que ansía conocer mejor una parte del pasado que demasiadas veces ha sido ignorado por la historiografía local. De ello se queja el propio doctor Rosselló Bordoy: "Tarea ardua y no siempre fácil ha sido la de dar a conocer un período generalmente relegado, por circunstancias diversas, doctrinales o políticas, tanto da, que han obviado y preterido a favor de otros momentos más efectivos, más duraderos, más fáciles de conocer y por lo visto con una mayor rentabilidad económica, para unos, y política, para otros". En fin, sin duda esta nueva aportación del doctor Guillem Rosselló Bordoy contribuirá a romper esa equívoca tendencia a ignorar los siglos de la Mallorca musulmana.