Opinión | Desde el siglo XX

Los tránsfugas interruptus de Vox crean su particular abrevadero

En Vox todo es posible, hasta que sus siete diputados se dejen fotografiar sin apuñalarse para no se sabe muy bien qué, su ridícula desfachatez es de las que marcan época

Los cinco tránsfugas de Vox en el Parlament.

Los cinco tránsfugas de Vox en el Parlament. / B. RAMON

Empecemos por el de menor rango: Agustín Buades, que, dicho sea de paso, podría haber presidido el Parlamento balear, con lo que nos retrotraemos en el tiempo 20 siglos, cuando el emperador Calígula anunció que nombraría a su caballo, que atendía por Incitato, sacerdote y cónsul de Roma, con lo que casi todo ya se ha visto en el planeta. Buades, que es un buscavidas, casi siempre sin oficio ni beneficio, vio en Vox la oportunidad que andaba buscando de medrar adecuadamente en política. Obtuvo el acta de diputado, quién lo hubiera pensado seriamente, pero, ay, se ha dejado cegar por Idoia Ribas, lo que va a suponer su perdición: no repetirá, no volverá a ser diputado. Tampoco en Vox las traiciones son perdonadas. Se ve obligado a compartir hasta el final la suerte de la señora Ribas, que crea para su particular disfrute abrevadero, que eso y no otra cosa es la entidad que le ha llevado a renunciar a su cargo en la Cámara legislativa. Avanza en libertad, la rutilante entidad, es algo así como un estornudo a deshoras, breve, agónico estertor. Idoia Ribas la exprimirá mientras la presidenta Marga Prohens (el PP del convoluto de Campos) requiera de sus servicios para apuntalar la mayoría parlamentaria. Cuando llegue 2027, allá hacia finales de mayo, Avanza en Libertad devendrá en deshilachado recuerdo. Buades está uncido al carro, su continuidad en Vox se ha tornado imposible. Se equivocó, su torpeza le da para atisbar que no hay marcha atrás.

Después tenemos al segundo de a bordo, a quien se jacta de ser estratega consumado, táctico excelso. Hablamos de Sergio Rodríguez, que, por supuesto, se sabe sentenciado por Vox-Madrid, y que, por ello, tiene que continuar dando aliento a Idoa Ribas. Rodríguez ideas tiene muchas, o eso parece, solo que son más bien profusas, bastante difusas y, por encima de todo, enormemente confusas. No acaba de desentrañar que pertenecer a un partido de extrema derecha obliga a serias servidumbres. La verticalidad en el mando es sagrada en Vox. Si Madrid habla, Mallorca obedece. Rodríguez quiso que se viera la que estima su inmensa astucia, y lo que se ha plasmado ha sido su evidente impotencia. Avanza la libertad es el asidero al que se aferra; sabe que en 2027 gozará de la paz de los cementerios, políticos, por Dios, que la de los otros queda en manos del Destino.

Y así llegamos al alfa y omega de buena parte de lo que ha sucedido, acontece y acaecerá en Vox. Ahí está Idoa Ribas, antaño tertuliana de una televisión local, en la que impartía magistrales lecciones de ética y estética, con despacho profesional al que hay que cuidar por encima de todo, con la familia prosperando adecuadamente, por ejemplo en Calvià. No ha de temer Marga Prohens por la estabilidad de su Ejecutivo: queda garantizada. Nada alterará a la mayoría parlamentaria, más allá de algún inocuo aspaviento. La foto del grupito de los siete, la renuncia de Vox Madrid a solicitar el acta de diputado a los tres tránsfugas interruptus deja claro que Ribas tiene garantizado el sustento político para los tres años que le quedan a esa peculiar legislatura, en la que un partido en descomposición acelerada conseguirá que el PP de la señora Prohens avale una propuesta que, si se escarba un poquito, únicamente un poquito, reivindica a la dictadura del general Franco, al igualarla a lo que hubo en las Españas antes del uno de abril de 1939 cuando concluyó la guerra dando inicio a la larga estancia del déspota en el poder. Chocante. Es lo que se votó en las elecciones de mayo del pasado año. La rasgada de vestiduras de las izquierdas, las plañideras de su cuerda, mejor que se hagan un completo chequeo: han gobernado las instituciones autonómicas, el Ayuntamiento de Palma con mucha más pena que gloria. El erecto pedrusco fascista de sa Faixina es el recordatorio perenne de su fracaso.

¿Se irá Vox por el desagüe en las próximas elecciones? Albergo serias dudas de que vaya a ser así. Abascal es un líder nefasto, en Mallorca son esperpento inacabable, pero la extrema derecha es muy peculiar. Su electorado obedece a esotéricas pulsiones. Ahí está Trump. El PP se desespera.

Suscríbete para seguir leyendo