La politóloga Carolina Bescansa, una de las fundadores de Podemos y probablemente una de las mentes más lúcidas del proyecto original, ha caído en desgracia porque ha criticado con dureza la ambigüedad excéntrica de Podemos ante el soberanismo catalán, como si tuviera algún fundamento la descabellada tesis de que el nacionalismo es o puede ser progresista. Y ahora, la política gallega fuerza a Pablo Iglesias a concretar aún más su difuso proyecto: acaba de proponer una reforma constitucional que, entre otros extremos, consiste en la transformación del Senado en una cámara de representación territorial con "competencia exclusiva" en la "distribución anual de los recursos consagrados a la financiación autonómica, el cálculo del cupo [vasco] y los fondos de compensación interterritorial". Además, propone la "delimitación" y "estrechamiento" de las competencias del poder ejecutivo frente a los poderes legislativo y judicial, además de frente a las administraciones autonómicas y locales del Estado. Finalmente, el presidente del Gobierno se elegiría mediante elección directa a través de sufragio universal en dos vueltas y con una circunscripción única estatal. Esta propuesta, evidentemente opinable, se ha formulado poco antes de que este fin de semana Podemos se reúna en Córdoba -sin Bescansa- para debatir sobre el proceso constituyente con participación ciudadana que defiende Iglesias. Bescansa en su propuesta parte razonablemente del sistema constitucional vigente, que propone reformar, y no de un etéreo partir de cero que Iglesias no conseguirá impulsar de ninguna de las maneras.
