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Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

Cataluña y corrupción

Informa algún periodista que se dedica a analizar los noticieros de la TVE que ésta ha abordado casi de tapadillo las conclusiones de la fiscalía sobre la corrupción en el seno del PP. Y, sin embargo, la afirmación de la abogacía del Estado en el sentido de que la organización de Francisco Correa se había "instalado en las Administraciones públicas como un cáncer de corrupción" no pudo ser más contundente.

Lo que en otros países de nuestro entorno democrático habría sido noticia de primera plana ha ocupado en el nuestro un espacio mínimo, sepultado por el aluvión de informaciones y declaraciones sobre el gran problema nacional de este momento: Cataluña. Hace tiempo que, por consideración a mi salud mental, renuncié a ver los noticieros de esa televisión que pagamos todos y que produce vergüenza, pero me imagino perfectamente cuáles son las directrices de sus mandos en relación con el tratamiento de cualquier tema que tenga que ver con la corrupción del PP.

¿Con qué autoridad puede en cualquier caso el Gobierno del PP, que nombró al presidente de TVE, anunciar su propósito de intervenir con el 155 la TV catalana a fin de garantizar la objetividad y pluralismo que allí ahora también faltan? ¿Qué habría sido del conflicto catalán si aquí y allí se hubiese atajado a tiempo la corrupción, si la justicia, dotada de más medios hubiese sido más rápida; si hubiesen dimitido en su momento quienes por responsabilidad política debieron dimitir y dejar paso a otros?

¿Qué habría ocurrido si tanto el PP como el PSOE no hubiesen mirado para otro lado cuando se supo de la tremenda corrupción del partido nacionalista que gobernaba Cataluña?

¿Qué habría también sucedido si aquí se hubiese hecho política y no cálculos electoralistas, si no se hubiese utilizado a Cataluña, dada por perdida por el PP, para ganar apoyos en otras partes de España? ¿No tendría ahora el Gobierno de Madrid mucha mayor autoridad a la hora de condenar un secesionismo insolidario y suicida, además de basado en razones espurias? El resultado de todo ello es una sociedad - la catalana- fracturada , y un país, el de todos, en el que por desgracia han reverdecido viejos odios y ha resurgido el fantasma de la intolerancia. Europa nos mira asombrada.

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