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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

En apoyo de Carmena

Me he negado a ver la película La casa de la esperanza, que narra la salvación de decenas de niños de las garras de los nazis en la Polonia...

Me he negado a ver la película La casa de la esperanza, que narra la salvación de decenas de niños de las garras de los nazis en la Polonia de 1939. El anticipo no traspasó las fronteras generosas de mi interés cinematográfico. Según los alanceadores de CarmenaCarmena, mi insensibilidad me convierte en un pronazi confeso, en un sospechoso de maltratos a la infancia y, por si acaso, también en un antipolaco. Supongo que comparto estas infamias con quienes exigen el cumplimiento preceptivo de las efemérides, pero no han asistido a una proyección de La casa de la esperanza.

Tengo incorporada como europeo la lacra del nazismo, más incrustada todavía la vergüenza del franquismo y no digamos la sangre derramada por ETA. También como europeo, elijo mi protocolo para lidiar esos dolores. Máxime cuando no nos referimos al acontecimiento, sino a la efemérides. ¿Quienes no han acudido a un acto contra el 11M son avalistas del terrorismo islámico?, ¿solo hay que llorar a Miguel Ángel Blanco el día en que se cumplen veinte años de su muerte, porque así lo ordena el PP? Buena parte de los abucheadores de Carmena ignoraban hace dos semanas la proximidad de las dos décadas del asesinato que conmocionó a España, y no hubieran sido capaces de fijar la fecha del asesinato con un margen de cinco años de error.

El PP se ha apropiado de nuevo de una efemérides, en actos de propaganda completamente legítimos para sus partidarios. Otros ciudadanos pueden pensar que un político que ha cobrado dinero en sobres no queda inmunizado, cuando agacha la cabeza contrito ante el terrorismo. Populares y socialistas fijan el calendario de las efemérides que debemos celebrar o escamotear. También decretan el ritmo y la pauta del homenaje, siempre datado en el apogeo del bipartidismo. Frente a esta imposición con trampa moral, mi apoyo para Manuela Carmena y su derecho a equivocarse. Aunque estoy seguro de que la alcaldesa tampoco ha visto La casa de la esperanza, lo cual la convierte en pronazi, maltratadora de niños y xenófoba antipolaca.

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