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Matías Vallés

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Sa Dragonera no es posible

La ocupación de Sa Dragonera afloró una conciencia proteccionista muy peligrosa para la urbanización integral de Mallorca, por lo que ha...

La ocupación de Sa Dragonera afloró una conciencia proteccionista muy peligrosa para la urbanización integral de Mallorca, por lo que ha sido aplastada con saña desde entonces. La fijación con los cuarenta años transcurridos desde la salvación del islote, para que Florentino Pérez pueda contemplarlo virginal desde su mansión, acentúa el anacronismo de aquella aventura anarquista. La efemérides dictamina que nadie debe atreverse a repetirla. No sirve para preguntarse por qué entonces fue posible, sino por qué ahora sería imposible. El postfranquismo a izquierda y derecha se ha empleado a fondo para que la destrucción de la isla fuera irreversible.

Sa Dragonera demuestra que hemos retrocedido cuarenta años en protección paisajística. Cabría preguntar a aquellos piratas pacifistas si se hubieran embarcado en la reconquista, de haber conocido el futuro urbanístico de la zona. En el repertorio fotográfico sobre la efemérides, se echa de menos una imagen comparativa del litoral de Andratx ayer y hoy, visto desde el islote. Podemos no se atrevería a liderar una iniciativa semejante, no se le conoce una propuesta creativa en dos años y además tendrían que desplazarse al campamento en coche oficial. El PSOE condenaría abiertamente la infracción de la legalidad, el PSM tendría que consultarlo con el PP.

Sa Dragonera no es motivo de homenaje, sino de vergüenza para lo que vendría después. Bien está ponerle una fecha al holocausto de Mallorca, pero sobran las sonrisas y la autocomplacencia. El Pacto celebra a aquellos insolentes, pero es incapaz de adoptar una medida al margen de los cauces burocráticos. Los contenciosos harían el resto, y acabaríamos pagando millones por proteger un solar. Así ocurrió en Son Espases, un hospital ilegal según el Supremo, construido al amparo de la izquierda y la judicatura mallorquinas. Se celebra Sa Dragonera como incidente aislado, cuando hoy no solo sería deseable la ocupación juvenil y gamberra de espacios amenazados, sino imprescindible para la supervivencia. Podría patrocinarla un banco.

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