Diario de Mallorca

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Quien piense „como han planteado no pocos analistas antes y después de las elecciones primarias del pasado domingo„ que tras ese momento traumático para la familia socialista se habrá superado el escollo mayor se equivocan de medio a medio. El verdadero proceso electoral está por llegar: aparecerá en el momento en que las elecciones generales obliguen al PSOE a presentar un programa y un candidato a valorar no por sus militantes sino por el conjunto de los ciudadanos. A juzgar por la trayectoria del nuevo secretario general es inconcebible que el candidato a la presidencia del reino vaya a ser otra persona y, desde luego, los resultados de las primarias le habrán convencido, si falta hacía, de que su estrategia ganadora „el "no es no" (mucho más, no existe)„ es la que hay que mantener.

Pedro Sánchez ha obtenido en las elecciones generales últimas y penúltimas los peores resultados del socialismo desde que se restauraron las libertades políticas en España. Vuelve a equivocarse quien crea que le bastaría arañar algún diputado más para hacer buena su vuelta a la cabeza del PSOE. Quizá así se pueda justificar ante sí mismo pero lo que está en juego no es la historia personal de Sánchez, cuestión nimia donde las haya, sino la propia supervivencia del socialismo y, por ende, de la socialdemocracia. Si, como tantas veces se ha repetido en los últimos meses, la fórmula política socialdemócrata está agotada, la cuestión oportuna es si de la mano de Pedro Sánchez aparecerá una propuesta nueva. Porque de lo contrario habrá que comenzar a hablar del PSOE en tiempo pasado.

Las primarias del domingo pueden tener incluso un resultado aún peor para el socialismo si Susana Díaz cumple la promesa de dejar la presidencia de Andalucía abriendo así un nuevo frente de desgaste en lo que era casi el último bastión del PSOE. Demasiadas batallas, demasiadas heridas, demasiadas bajas que, de momento, no cuentan como compensación ni con una sola idea acerca de lo que debe ser en adelante el partido. Planteemos un asunto que sirva de ejemplo. Con la habilidad de pescar en río revuelto que caracteriza a los partidos soberanistas catalanes, éstos insisten en que si no hay referéndum proclamará la independencia, sin más. Ese anuncio coge al PSOE no descabezado sino preso del mantra del "no es no", difícil de servir como palanca para lo que sería deseable: la respuesta conjunta de los dos principales partidos constitucionalistas que hay en el país.

Puede que sea una leyenda urbana pero se atribuye a Confucio la reflexión acerca de que, cuando quieres algo, lo peor que puede pasar es que te lo den. Algo así le ha sucedido al sector sanchista del PSOE, a los militantes que han optado por la salida más alejada de ese consenso que tanto va a necesitar el conjunto del reino en los tiempos que se avecinan. Si los ciudadanos así lo entienden, el suicidio socialista se habrá consumado.

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