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Antonio Tarabini

Más allá de la economía

Sin duda son buenas noticias las mejoras en los diferentes índices que afectan a nuestra economía...

Sin duda son buenas noticias las mejoras en los diferentes índices que afectan a nuestra economía. El crecimiento económico es condición sine qua non para que pueda darse un bienestar equilibrado de la ciudadanía, pero no es condición suficiente. La economía, especialmente la macro, no es neutra. Todos nos mostramos satisfechos por nuestra índices de mejora en la creación de empleo, pero a su vez manifestamos inquietud e insatisfacción por su baja calidad y su temporalidad. Todos nos alegramos del crecimiento sostenido de nuestro PIB, pero a su vez constatamos una creciente desigualdad de oportunidades en el acceso a los bienes y recursos, así como en las posibilidades reales de poder desarrollar nuestras expectativas personales y vitales.

El problema, el interrogante, es si tal situación personal, familiar y social, marcada por la inestabilidad y la falta de perspectivas para amplios segmentos de la población (véase clases medias en franco retroceso y los jóvenes), es una realidad coyuntural y que por tanto puede revertirse o es estructural y que en consecuencia podrán producirse determinadas mejoras de índole individual fundamentadas en la meritocracia y/o en el sálvense el que pueda. Hace décadas que los índices de bienestar de una sociedad, especialmente en países desarrollados como el nuestro se establecen (o se deberían establecer) por indicadores más amplios y complejos que los simples Índices cuantitativos.

Los fundamentos de bienestar, los indicadores de una (presente y futura) sociedad cohesionada, deben incluir los niveles de importancia y satisfacción que reflejan los ciudadanos respeto a sus entornos vitales, de convivencia, participativos, medioambientales? La realidad es que los ciudadanos de nuestra comunidad, aún reconociendo la mejora "cuantitativa" de nuestra macroeconomía, siguen estando relativamente pesimistas o cuanto menos perplejos en referencia a un futuro (incluido el próximo) respecto a índices cualitativos (y también cuantitativos) de bienestar y de oportunidades. Tales resultados referidos a Balears pueden consultarse en Quaderns Gadeso (gadeso.org).

Hoy la mayoría de organismos internacionales, la OCDE puede ser el más significativo, comienzan a resaltar que la ampliación de las desigualdades y oportunidades comienzan a tener consecuencias adversas incluso en el crecimiento o consolidación de la economía (incluida la nuestra). Pero siempre existe la excepción que confirma la regla. El directorio ejecutivo del FMI saluda "la impresionante recuperación económica, fuerte creación de empleo y rápida corrección de los desequilibrios de España", pero ratifica las conclusiones preliminares de la misión que visitó el país a finales de octubre y advierte que "el ajuste es incompleto", mientras persisten debilidades estructurales como un elevado desempleo y deuda pública, así como un débil incremento de la productividad. La directora del FMI admite que hay que plantear nuevas políticas ante la falta de esperanza de la clase media, y afirma que no es capaz ahora de calcular el impacto que supondrá Trump en la economía mundial. En consecuencia pide a Rajoy más reformas porque el ajuste "es incompleto". Los hombres de negro del FMI se reunirán con el nuevo Gobierno antes de publicar su informe sobre España. De momento pide a España subir el IVA, un contrato único y el copago sanitario, exige que se endurezca la reforma laboral y se reduzca la protección a los trabajadores. Puede ser relevante recordar quienes son los tres últimos Directores Ejecutivos del Organismo Internacional. La actual es Christine Lagarde, juzgada y condenada sin consecuencias por un delito de índole económica/financera, su antecesor Dominique Strauss-Kahn tuvo que dimitir por un asunto relacionada con uso o abuso de prostitución del que se libró pagando. Y el predecesor de ambos fue nuestro ínclito Rodrigo Rato que está a la espera de la sentencia referida a los "chanchullos" en Bankia que, de momento, nos ha costado a los bolsillos de los españoles, según el Banco de España, 46.000 mil millones de euros.

Para concluir dos ejemplos simples, pero reales. Un íntimo amigo, ya fallecido, hacía hincapié en el alto valor de bienestar y de calidad de vida que significaba el poder gozar durante todo el año de la posibilidad de plantarse en un lugar a tiro de piedra donde poder darse un baño en aguas cristalinas y tomar un aperitivo en la terraza del hotel Bendinat. O, a la inversa, la insoportable saturación (vocablo políticamente incorrecto) en determinadas áreas naturales y medioambientales, infraestructuras, equipamientos, servicios? los meses de ocupación turística hiperintensiva.

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