La elevación de Martí Sansaloni a alcalde de Petra ha superado en impacto a la canonización de Fray Junípero Serra, por reunir a los dos personajes clave del citado municipio. La expectación no viene justificada únicamente por las escasas alegrías que puede permitirse el PP balear. Ha de interpretarse además en clave sucesoria. El farmacéutico prefirió la paternidad al paternalismo inherente a gobernar a los conservadores. Probablemente se arrepiente a diario, el congreso popular en que convirtió su designación corrobora que la añoranza es mutua.
Haber sido conseller de José Ramón Bauzá debería suponer el final de una carrera política. Por si compartir Consell de Govern con el primer español de Mallorca no fuera castigo reputacional suficiente, el celoso president quiso arrinconar a Sansaloni en las listas. La expresión de rechazo del titular de Sanidad, "haz feliz a otro", significó su redención y la preservación de sus expectativas. Sin embargo, los arúspices predicen que el liderazgo del PP balear le corresponde a Gabriel Company. El antaño dueño de Medio Ambiente y de Cabrera aceptó de manos de Bauzá el cargo que ostenta en el Parlament. Solo se atrevía a criticar a su presidente hispanoespañol en privado, mediante tuits con una identidad falsa. De cara a la galería, la hemeroteca de este diario preserva su declaración de que las discrepancias con su entonces líder "son una invención de los periodistas".
Sigamos inventando, pues. La canonización de Sansaloni aclararía a cualquier colectivo sus dudas de liderazgo. El también farmacéutico, única profesión que hoy en día garantiza el Consolat, no tiene la excusa de un Sagreras que prefiere refugiar sus intereses económicos familiares bajo el manto siempre protector de Company. Dado que la decisión final corresponde a Gabriel Cañellas, el único presidente del PP estimado por sus votantes, conviene que se salte una generación y nombre a un candidato emergente antes de que se le mustie. De lo contrario, la Palma ultraconservadora tendrá un alcalde de Més mientras que la nacionalista Petra se entrega a los populares. Uno a uno, aunque quizás los conservadores preferirían otro marcador.
