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Joaquín Rábago

Nazi hasta el tuétano

No deja de resultar extraña la fascinación que el filósofo alemán Martin Heidegger ejerció sobre destacados intelectuales franceses de izquierda, con Jacques Derrida a la cabeza. Extraño por la profunda simpatía que sintió el autor de Ser y tiempo por el Tercer Reich y que denunció ya hace casi treinta años el chileno Víctor Farias en su polémico libro Heidegger y el nazismo.

Pero si, tras la aparición hace tres años de los Cuadernos negros, quedara todavía alguna duda del sincero filonazismo del filósofo de la Selva Negra, la publicación ahora de su correspondencia con su hermano Fritz la disipará definitivamente. Los herederos de Martin Heidegger han terminado aceptando la publicación de las cartas que los dos hermanos intercambiaron entre 1930 y 1946 y que se incluyen en el volumen titulado Heidegger y el antisemitismo.

Según se desprende de esas cartas, de las que el semanario Die Zeit ofrece en su último número un adelanto, las simpatías nacionalsocialistas de Heidegger no eran fruto de una ofuscación pasajera, ni se debían a la distracción del filósofo o a mero oportunismo. No. El autor de Ser y tiempo demuestra en la correspondencia con su hermano estar muy informado de los acontecimientos políticos de aquellos años y haber sido ferviente partidario de Hitler a partir de 1931 como muy tarde.

Su entusiasmo por el régimen hitleriano, que le llevó a solicitar el ingreso en el partido nacionalsocialista, obedece a una convicción profunda y muy meditada. Hasta el punto de que en algunas de esas cartas, Heidegger trata de vencer la resistencia de su hermano y convencerle de que se adhiera como él al partido nacionalsocialista.

El filósofo regaló a Fritz un ejemplar de Mein Kampf la Navidad de 1931 y en carta a su hermano elogia "el raro y seguro instinto político" de Hitler "cuando todos nosotros estábamos ofuscados". Para Martin Heidegger, lo que está en juego "es la salvación o el hundimiento de Europa y la cultura occidental, y quien todavía no lo comprenda, merece ser triturado en el caos".

"Hoy, escribe en otra carta fechada también en Friburgo en marzo de 1932, hay sólo una clara línea, la que divide claramente derecha e izquierda. El medio es traición". Y en mayo de 1933: "No tienes que contemplar el movimiento desde abajo, sino desde la perspectiva del Führer y de sus grandes objetivos".

Tras contarle a Fritz que el día anterior había ingresado en el partido nazi, trata de animarle a seguir su ejemplo: "Si no te decides en este momento, te aconsejo que vayas preparándote y no prestes atención a lo que sucede en torno tuyo (?)". En agosto de 1941, Martin Heidegger le explica al hermano: "La devastación real del planeta no se debe en absoluto a lo ruso, sino al americanismo, al que no han sucumbido sólo los ingleses, sino toda Europa (?)".

Y el año de la derrota alemana, después de testificar ante la Comisión de Depuración: "Todo está mal, mucho peor que en la época nazi. No he conseguido dedicar ni una hora al trabajo".

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