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Eduardo Jordà

La polémica nacional

En una de las pinturas murales que narran la conquista catalana de Mallorca, se ve a un cruzado catalán de Jaume I que le está clavando una espada...

En una de las pinturas murales que narran la conquista catalana de Mallorca, se ve a un cruzado catalán de Jaume I que le está clavando una espada en el pecho a un musulmán vencido (que es de raza negra, además). La conquista de Mallorca no fue un cuento de hadas: fue sangrienta y cruel y los conquistadores catalanes no tuvieron piedad alguna con los vencidos. Los historiadores solventes como el valenciano Antoni Furió han contado muy bien que los musulmanes derrotados sólo tuvieron dos opciones: aceptar convertirse en esclavos de los nuevos amos catalanes o bien la expulsión inmediata (en nuestro tiempo podríamos hablar de "limpieza étnica", pero en 1231 ese concepto no existía y no podemos usarlo sin cometer una falacia retrospectiva). El caso es que los conquistadores catalanes saquearon y robaron y mataron igual que lo hicieron los conquistadores castellanos en América casi tres siglos más tarde, pero nadie se atreve a criticar la conquista catalana que es celebrada y ensalzada, mientras que la conquista de América recibe toda clase de críticas y sirve de excusa para desairar la fiesta nacional del 12 de octubre. ¿Por qué?

Por la sencilla razón de que juzgamos los hechos del pasado con arreglo a nuestras ideas y prejuicios del presente, de modo que convertimos los hechos que sucedieron hace cinco siglos en un simple pretexto para la propaganda y el griterío actual. Está muy bien criticar la conquista española de América, pero entonces también habría que criticar la conquista catalana de Mallorca y Valencia, y en consecuencia, oponerse por igual a las celebraciones de esas dos conquistas. Pero muchos de quienes aplauden la conquista catalana se oponen a celebrar el día de la Hispanidad, con el argumento de que la conquista española supuso el genocidio de los indígenas americanos. Del cautiverio y expulsión de los musulmanes mallorquines y valencianos, por supuesto, no dicen ni pío. Al contrario, más bien parecen aplaudir con las orejas por lo que esa conquista significó para la cultura catalana.

Ahora bien, lo que está muy claro es que no se puede hablar de genocidio indígena en América. Los españoles cometieron miles de matanzas y saqueos, claro que sí, y se comportaron con una inusitada crueldad con los indígenas americanos, a los que obligaron a trabajar como esclavos y a los que mataron de hambre o de agotamiento en las minas y en las plantaciones. Pero se mire como se mire no hubo un exterminio planificado que se propusiera la aniquilación de los pueblos indígenas. Eso está más que comprobado por todos los historiadores fiables que han estudiado la conquista (otra cosa es lo que dijeran Hugo Chávez o los escritores tipo Eduardo Galeano, que encima se llamaba Hughes y era hijo de un emigrante galés). Y si hubo una mortandad tan acusada entre los indios del Caribe y de Centroamérica, sobre todo durante las primeras décadas de la conquista, eso se debió a las enfermedades que transmitieron los colonizadores españoles y que diezmaron en muy poco tiempo a la población indígena. Los indios americanos no habían desarrollado inmunidad alguna contra enfermedades como la viruela, la gripe, el sarampión o la varicela. De modo que sí, hubo un genocidio, pero lo cometieron los virus y los agentes patógenos, no los conquistadores españoles.

Por lo demás, tampoco es cierta esa visión ingenua que pinta el continente americano anterior a la conquista como un Edén donde todo el mundo convivía en paz y armonía. Convendría recordar que los aztecas se comportaban con una crueldad que pondría los pelos de punta a los mismos protagonistas de Juego de tronos, ya que no sólo arrancaban el corazón de sus prisioneros para ofrecérselo a los dioses, sino que en muchos casos se los comían en banquetes rituales. Bernardino de Sahagún contaba que los muslos de las víctimas se reservaban para el emperador, mientras que las vísceras se destinaban a sus animales favoritos (pumas y jaguares) y el resto del cuerpo se reservaba para el sacrificador y sus parientes. Los mayas también practicaban el canibalismo ritual, en tanto que los incas realizaban constantes sacrificios humanos, casi siempre de niños, a los que mataban en la cima de una montaña para ofrecérselos a los dioses. Los españoles, por cierto, prohibieron todas estas prácticas de las que nadie habla.

En la conquista de América hubo saqueo y destrucción, claro que sí, pero estamos hablando de una época en la que existía el "derecho de conquista" y en la que no estaban vigentes la mayoría de ideas y sentimientos que ahora, por fortuna, consideramos imprescindibles. Y lo mismo que hicieron los españoles en América lo hicieron los portugueses y los ingleses y los franceses en todos los territorios que conquistaron. Y estas mismas cosas los saqueos y el cautiverio y la destrucción del vencido ocurrían en la China y en las estepas rusas y en el África de los mercaderes árabes de esclavos. La conquista de América fue una empresa cruel, pero ocurrió hace mucho tiempo y ya nadie puede cambiarla. Y lo único que podemos hacer ahora es decir la verdad sobre lo que ocurrió. Y no inventársela. Ni convertirla en una burda historia entre buenos y malos.

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